No pasa un día sin que alguien truene contra el general Franco. Unos quieren echarlo del Valle de los Caídos, otros le quitan la placa que recordaba su paso por Sevilla y el cuartel general de Yanduri... Otros vuelven a insistir en quitar la tumba del general Queipo de Llano, ya mutilada, del templo de la Esperanza Macarena... Y todo ello por mor de la mal llamada Ley de la Memoria Histórica, obra de Esquerra Republicana e Izquierda Unidad, refrendada por el actual expresidente José Luis Rodríguez Zapatero. Una ley vengativa que el Partido Popular, con mayoría absoluta en el Gobierno, no eliminó pese a su promesa electoral de hacerlo... Y así estamos.
Puestos a borrar todo lo que huela a franquismo, como desean parte de las izquierdas, que no olvidemos fueron las derrotadas en la Guerra Civil de 1936-1939, habría que ser consecuente y hacerlo bien hecho. Así que, comiencen por destruir los 138 pantanos que mandó construir Franco y volvamos a los años cuarenta del pasado siglo, es decir, sin energía eléctrica, sin abastecimientos de agua... Y que griten exultantes «¡Vivan los quinqué, las velas y los petromax!» Y a ducharse una vez al mes...
Y luego que destruyan todos los edificios donde haya una placa que recuerde que fue construido por el Régimen de Franco. O sea, todas las miles de viviendas sociales que hay en España...
Más aún: que eliminen todas las leyes sociales que impuso Franco a favor de la clase obrera. O sea, que volvamos a la España de la II República...
Si hay que acabar con el franquismo, pues se acaba, pero de verdad, no de mentirijilla.