Cuando fui creciendo y empecé a interpretar las enseñanzas religiosas que me habían incrustado desde el colegio, llegué a una conclusión: casi todo era pecado. Mirarle el trasero a una señora, un pecado de deseo; tocársela, no digamos; mentir, una falta menor o mayor, según la mentira; tener un pensamiento supuestamente malsano podría llevarte al infierno, comulgar sin confesarte de esta indecencia, un sacrilegio; no ir a misa los domingos y fiestas de guardar, una hecatombe. Como un mini Descartes, empecé a desarrollar una crítica de los saberes recibidos y al final concluí que hubiéramos terminado antes si nos hubieran dicho lo que no era pecado porque todo lo demás lo era.
Ahora, sin caducar el contenido del anterior, me llega el Nuevo Catecismo de la Progresía Barata (NCPB). Ya sólo por afirmar esto me pueden empapelar: ¿estaré despertando odio contra la progresía barata? El NCPB debería llamarse de subtítulo La Vida de Brian. A uno de los personajes de esta película lo querían lapidar por blasfemo cuando exclamó ¡por Jehová, qué bueno está mi almuerzo! Había pronunciado el nombre de Dios en vano. El NCPB dice que si nos topamos con una obra de arte elaborada hace ocho o diez siglos, un Santiago Matamoros, por ejemplo, tenemos que tapar a los moros que está matando Santiago porque la escena incita al odio, al racismo y a la xenofobia. Me recuerda a la Edad Media, cuando la estatua desnuda de Trajano que culminaba la Columna de Trabajo en Roma fue sustituida por la de San Pedro, o a eso que dicen que ordenó el cardenal Segura: amputarles sus asuntos a las estatuas griegas y romanas.
Vamos a ver. Si alguien confiesa que no le caen bien los judíos o las mujeres o los islamistas o los gitanos, ¿es un nazi antisemita, un machista misógino, un racista, un xenófobo? Parece que sí, que incita al odio. ¿No se puede ser misógino, machista, homófobo, antirreligión? Supongo que sí, lo que pasa es que de inmediato el NCPB te acusa de delincuente o de asesino. Por tanto, fuera de los libros de texto todos los grandes genios misóginos, etc. Y el catecismo clásico, lo mismo: si alguien hace una gansada en un carnaval o en un microondas (como el Cristo de Javier Krahe), condena eterna.
Claro que hay que terminar con los asesinos y los agresores del otro o la otra pero hay muchos asesinatos diarios sin sangre que ignoramos, sólo nos escandaliza la sangre, nos interesan las estadísticas y la acción gestual como el minutito de silencio. No hay bemoles para ir a la raíz de todo.