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Actualizado: 30 sep 2016 / 17:18 h.
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  • Coser y escribir

Autora: Rosa García Macías. Ganadora de la II edición www.excelencialiteraria.com

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El otro día me topé, no recuerdo si en un blog o en un libro (leer tanto causa pérdidas de memoria, que no nos engañen...) la palabra «enhebrar». Enseguida me vino a la cabeza una niña que cosía y cosía por culpa de una madrastra malvada, que le tenía envidia por su belleza (que, como se imaginarán, quedaba plasmada en los vestidos que creaba por las noches), porque en cuanto la niña enhebraba el hilo, lo demás era coser y cantar.

También pensé en aquel conferenciante que un día llegó a la facultad, habiendo olvidado en su casa la oratoria, que ya no digo la retórica. Recordé cómo hablaba, sin parar, clavando sus ojos pequeños y desgastados en una cantidad demasiado abultada de folios (incluso infinita, oí decir detrás de mí). Era catedrático —ni más ni menos-— de Filosofía. Enhebraba palabras como quien compone un rap sin fin. Pero, eso sí, los aplausos no le faltaron, que para eso el buen señor era profesor y manejaba un montón de citas y autores.

Después me acordé de mi madre, cuando me enseñó a enhebrar el hilo en un intento frustrado de que aprendiese a coser. Y me vino a la mente también mi profesora Yolanda, que me enseñó Literatura e Historia y que creyó que, a pesar de mi incapacidad para coser, podría escribir para crear retales que se eternizaran sobre el papel.

En fin, que me quedé en aquel verbo tan evocador, «enhebrando» conclusiones.