Image
Actualizado: 19 oct 2018 / 10:08 h.
Facebook Twitter WhatsApp Linkedin Copiar la URL
Enlace copiado

La manifestación en Bilbao para protestar contra la pobreza en el País Vasco, una de las comunidades autónomas con más renta per capita y menos porcentaje de paro, es la que ha tenido mayor repercusión de las celebradas en España con motivo del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza. No congregó a un gran gentío, fueron unos centenares de personas. Pero recorrió la Gran Vía bilbaína y concluyó plantándose ante la fachada de la principal sede del Gobierno vasco en la capital vizcaína. Resaltaron un dato: 105.000 habitantes de Euskadi, tengan ocho apellidos del terruño o procedan de horizontes africanos, malviven con un promedio mensual de ingresos inferior a 541 euros. Son muchísimas personas. Quien sobrevive de tal guisa no dedica tiempo a pensar que es carne de estadística.

En cambio, quien está concienciado para movilizarse en ayudar al prójimo y denunciar la exclusión social comienza por implicarse en remediar los agobios más cercanos, para después informarse sobre lo que sucede dentro y fuera de su país. En Euskadi, el porcentaje de ciudadanos pobres y en riesgo de exclusión social es el 14,5%. El promedio en España es del 26,6%. La región con la peor situación socioeconómica es Extremadura, con el 44,3%, seguida por Canarias (40,2%) y Andalucía (37,3%). Donde hay más pobreza está más aceptada socialmente como una condición perpetua, es más silenciosa y los estamentos (sindicatos incluidos) se movilizan menos y peor para erradicar la normalización de la pobreza. Porque ningún bebé sale del vientre materno predestinado a la precariedad de por vida.

Similar correlación sucede en la defensa de las pensiones y su revalorización. En España, los pensionistas vascos son los más concienciados y los que mejor se organizan para presionar y dignificar el porvenir de la ancianidad. En la última movilización en Bilbao, realizada a comienzos del presente mes de octubre, participaron 20.000 pensionistas, procedentes de 35 municipios vizcaínos. Todos con un pañuelo rojo al cuello, es el símbolo que comparten en sus ‘mareas’ a pie de calle. Son más reivindicativos en una de las provincias con menor porcentaje de pensiones misérrimas, con mayor cantidad de empresas por número de habitantes, con mejor tasa de empleo de base industrial, con más cultura laboral sobre la creación de riqueza basada en la fabricación de innovaciones.

La creación de riqueza o la creación de pobreza son consecuencia de un modelo de sociedad compartido por la generalidad de la población. También en Andalucía. El pim pam pum de la politiquería electoralista sobre quién es más o menos responsable de los éxitos y fracasos en el bienestar social no debe impedirnos analizar la realidad con mucha más perspectiva. La mayoría de quienes hoy se afanan por llamar la atención con el ‘y tú más’ son hijos e hijas de una sociedad empeñada en estar de espaldas al conocimiento y estima sobre los mejores ejemplos de empresas y de profesionales que tiene al lado de su casa. Han sistematizado un código de criterios y valores basado en la ignorancia sobre la solución al problema. Para erradicar la pobreza, hay que dejar de erradicar en el acervo de la cultura general todo lo concerniente al ecosistema empresarial-profesional.

Quienes nos afanamos en Sevilla y Andalucía para orientar sobre cómo en el siglo XXI es posible prosperar muy bien desde cualquier municipio creando productos o servicios de alto valor añadido para clientes en cualquier lugar del mundo, y lo explicamos en centros educativos, centros cívicos, salones de plenos, etc., incorporando in situ el testimonio de quienes están lográndolo desde su pequeño pueblo, con formato de pyme internacionalizada, en sectores que el tópico no asocia a nuestra geografía humana (tecnología wifi, automoción, ciberseguridad, vestuario de bailarines, drones, instalaciones de boutiques, infografía y visualización digital, reparación de teléfonos móviles, soluciones para la industria del envasado, etc.), sabemos cuánto queda por hacer para que las familias y las escuelas informen bien y aconsejen bien a los niños y adolescentes. Todos, padres, abuelos, docentes y alumnos, saben que existe Nestlé, Nike, Disney, Samsung, Primark, Johnson&Johnson,... Esos sí son referentes de su cultura general. Ninguno, antes de nuestras sesiones, sabe siquiera el nombre de empresas que están en su pueblo, o en municipios cercanos, que crean riqueza porque son capaces de competir a nivel global y tener como clientes incluso a gigantes como los citados.

La sociedad del desconocimiento, así constituida tanto a pie de calle como en los despachos oficiales, es la masa madre de la creación de pobreza.

ETIQUETAS ►