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Actualizado: 18 ago 2018 / 23:00 h.
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El valor de algo queda definido por su grado de utilidad, la satisfacción que es capaz de proporcionar, lo que puede llegar a significar en tu vida... Obviamente, si hablamos de personas, y planteamos «¿cuál es su valor?» puedes estar seguro que la respuesta no va a tener nada que ver con cantidades monetarias, pues el dinero es algo tangible que sólo es válido para adquirir bienes o servicios y en cuanto a que es un concepto material, tiene un principio y un final; sin embargo, el valor humano es un concepto intangible (que no se puede tocar pero sí se hace patente su manifestación) y una persona puede tener un valor infinito.

Mates humanas

Le preguntaron al gran matemático árabe Al-Khwarizmi sobre el valor del ser humano, y éste respondió:

«Si tiene ética, entonces su valor es = 1.

Si además es inteligente, agréguele un cero y su valor será = 10.

Si también es rico, súmele otro cero y será = 100.

Si por todo eso es además una bella persona, agréguele otro cero y su valor será = 1000.

Pero, si pierde el 1, que corresponde a la ética, perderá todo su valor pues solamente le quedarán ceros. Así de sencillo: sin valores éticos ni principios sólidos no queda nada, solamente corrupción y malas personas».

¡Qué buen razonamiento el de éste célebre matemático! y eso que fue hecho en el siglo IX... ¡no ha perdido ni un ápice de vigencia! Inteligencia, riqueza, belleza... todo se desvanece sin la ética. Los principios que forjan tu carácter son los que definen tus acciones y comportamiento, son los mejores predictores de tu humano y profesional crecimiento y, sin ellos, el mundo no sabrá quién eres (y lo que es peor, tú no sabrás quién eres).

Buscadores de ceros vs desarrolladores del 1

Siguiendo el magnífico razonamiento de Al- Khwarizmi, llego a la conclusión de que la vida está compuesta, en esencia, por dos tipos de personas: los buscadores de ceros y los desarrolladores del 1. Los buscadores de ceros centran sus esfuerzos y energías en aumentar la cantidad, enfocan la vida como un concepto tangible que aumenta su valor cuantos más ceros tenga (tal y como funciona la cuenta bancaria). No me malinterpretes, es positivo tener aspiraciones, metas, objetivos y trabajar porque se materialicen pero sin perder el norte, es decir, siempre teniendo en cuenta que todos esos ceros son un complemento positivo del 1 (la ética) y que sin él, carecen de valor, porque todos los ceros que consigamos en la vida son consecuencia de quiénes somos (y no al revés). En el momento en el que permitas que tu identidad quede definida por tu cuenta bancaria, tu apartamento, tu coche... sentirás que en tu vida es siempre de noche (pero noche sin luna, de modo que tu alma estará más sola que la una).

En las antípodas de los buscadores de ceros, nos encontramos con los desarrolladores del 1. Los desarrolladores del 1 ponen el foco de su vida en aumentar la calidad, pues tienen claro que la cantidad es una consecuencia de ésta. Ellos tienen también sueños, esperanzas y metas, se sienten satisfechos al cumplirlas, pero, a diferencia de los buscadores de ceros, es una satisfacción imperecedera porque es una satisfacción basada en un intangible (la calidad, no la cantidad).

En modo «PRÍNCIPE»

Einstein decía: «Intenta no volverte un hombre de éxito sino un hombre de valor» quizás lo dijese porque el éxito en nuestra sociedad se mide en cosas, es limitado y no dura para siempre; mientras que el valor personal es ilimitado y eterno. El mayor éxito de nuestras vidas es descubrir y potenciar ese valor porque al descubrir y potenciar ese 1 es cuando llenamos de sentido el «¡yo, sumo!». Ten bien presente que la ética es lo que llena de valor la estética, el fondo es lo que dota de sentido a la forma: ésta es la filosofía propia del que no se conforma y aspira siempre a mejorarse porque sabe y siente que en sus principios puede apoyarse.

¡Apuesta por vivir la vida en modo «PRÍNCIPE»! teniendo claro que los PRINcipios son los CImientos de las PErsonas, si sabes esto y lo practicas ¡enhorabuena! has empezado a formar parte de la nobleza humana, la madre de los caracteres triunfadores y de las vidas que hacen historia (de esas que, por más siglos que pasen, permanecen en la memoria). Vivir en «modo PRÍNCIPE» no es fácil (ni mucho menos, cómodo); vivir en «modo PRÍNCIPE» supone que la ética es el índice de tu conducta y si hay que luchar contra dragones... ¡los enfrentas, te superas, no te asustas! porque, aunque pierdas la batalla, tienes la satisfacción de no pertenecer al ejército de los canallas y eso, a la larga, es la garantía de que acabarás por ganar la guerra.