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Actualizado: 19 sep 2018 / 21:22 h.
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Ya se ha dejado de hablar del chalé de Pablo Iglesias e Irene Montero, con lo que le han permitido al líder de Podemos comenzar a limpiar su deteriorada imagen. Se habrán dado cuenta, ¿no? Hasta se puso una chaqueta para su encuentro con Aznar de hace dos días. Ahora parece un político de verdad que está interesado en los problemas de los españoles, y habla siempre en un tono conciliador, amable y sosegado. Algo parecido ocurre con el presidente, Pedro Sánchez, quien ha dado un cambio espectacular en sus tres meses al frente del país. Se pasó un poco diciéndole a Ana Pastor en El Objetivo, que era el presidente y que podía hacer lo que quisiera. Fue su frase más repetida, la de «soy el presidente», por si había alguna duda, aunque lo lograra como lo logró. Solo hay que acorralarlo para que salga el verdadero Sánchez, y esto es un problema. ¿Vieron la cara que le puso a Rivera en el Congreso cuando le sacó lo de su tesis? Pues eso. Nada que ver con la que tenía ayer mientras les enseñaba la Moncloa a algunos ciudadanos. Cuidado con él.

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