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Actualizado: 14 ene 2017 / 08:51 h.
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Seguramente ya es la mejor noticia de la Semana Santa que vendrá. La hermandad de la Resurrección, midiendo cada uno de los pasos con mano maestra y paciencia de amanuense, ha decidido abrir de par en par la puerta de su futuro inmediato. En Santa Marina ya saben que la mañana del Domingo de Pascua es el mejor espacio y el tiempo más hermoso para proclamar que el Señor ha resucitado. El bucle melancólico del Sábado Santo quedó desenrollado hace tiempo, es verdad; y cierto prelado tuvo mucho que ver en ello. Pero hay que resaltar que también se han dejado atrás otros debates que huelen a papel ajado. A estas alturas, la dicotomía entre la gloria y la penitencia o la discusión del uso de las túnicas de nazareno pertenecía a un pasado cada vez más lejano que no tiene sentido invocar. Nadie –o casi nadie– puede poner en solfa ahora la especial idiosincrasia de una cofradía que, ojo, no se aleja del carácter de otras corporaciones parecidas en localidades y capitales muy cercanas. Y es que a veces conviene mirar más allá de Carmona. En cualquier caso, el centro del debate estaba más que definido: se trataba de abandonar a la hermandad en la oscuridad de la madrugada o conquistar en todo su esplendor una jornada que, ahora sí, se sumará a la Semana Santa de Sevilla sin contradecir sus esencias. El Domingo de Resurrección de 2017 será el primer acto de una nueva era. Enhorabuena.