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Actualizado: 22 feb 2017 / 23:08 h.
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Hace escasos días un perro raza Pitbull mordió la cara de un menor causándole graves daños en la cara. El propietario del perro –escrito sea de paso– carecía de la documentación necesaria para tener este tipo de animales. Hasta aquí la historia se repite; porque basta echar la vista atrás para constatar la cantidad de agresiones, incluso muertes, que determinados perros han provocado en personas, no siendo Sevilla ajena a estos fatídicos acontecimientos.

El problema en muchas ocasiones es que el orden de los factores –en este caso– sí altera el producto, ya que no es lo mismo que la policía local (ojo, que siempre que se le llama está) acuda por previa denuncia de mordedura de un perro a un niño, a que actúe de oficio antes de la denuncia y de que tan lamentable hecho ocurra.

Es suficiente pasear un rato para darnos cuenta la cantidad de perros que van sueltos por la calle haciendo sus necesidades donde quieren (el menor de los males) y –desgraciadamente– atacando en algunos casos a peatones, desoyendo –en definitiva– las Ordenanzas municipales. Ya se hizo un esfuerzo por aprobar unas ordenanzas que son claras «los propietarios son directamente responsables de los daños a personas y cosas y de cualquier acción que ocasione suciedad en la vía pública por los animales de su pertenencia», lo que no se está haciendo esfuerzo alguno es por hacer que se cumpla. El Gobierno municipal debe de darle mayor protagonismo y dotación presupuestaria a la Policía local para lograr que el seguimiento y el cumplimiento de las mismas sea un éxito.

Si aspiramos a una sociedad limpia, verde, sostenible y segura es imprescindible no sólo tener unas Ordenanzas, sino la voluntad política de cambiar el orden de los factores...

Mientras tanto, ¡sé feliz! ~

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