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Actualizado: 29 sep 2016 / 00:08 h.
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Empiezo este artículo por lo que —sin duda alguna— se convertirá Jesús Cuesta, en torero. Es más —añado— en figura del toreo.

El hoy novillero forma parte de esa Sevilla dual en la que todos estamos inmersos. Del Gran Poder, trianero, sevillista, de Morante y —con poco más de dieciocho años—deseando ser torero; para ello no escatima esfuerzos desde que con trece años fue a una capea y supo que esa debía y sobre todo quería que fuese su profesión.

Porque este joven tiene más méritos si cabe al no pertenecer a ninguna saga taurina, ni falta que le hace. Porque quien lo ha seguido desde media distancia —como es mi caso— sabe de su empeño, de su constancia, esfuerzo y pundonor; claves estas necesarias para triunfar en cualquier ámbito de la vida.

Mientras muchos adolescentes empezaban a sumergirse en el botellón, Jesús empezaba a entrenar, a luchar por sus sueños preparándose durante las mismas nueve horas diarias que aún, al día de hoy, mantiene.

Lo que él me transmite, y lo que me transmiten los que entienden de toros, es que Jesús Cuesta «torea bien con el capote». Algún día confesaré quién es el autor de esta frase.

Decía el filósofo francés Raoul de la Grasserie que «el carácter es la mitad del destino». Jesús, llevas mostrando carácter muchos años o —lo que es lo mismo— llevas recorrido la mitad de tu destino. Ahora te toca seguir luchando por la otra mitad, y esa va a ser tu debut en la Maestranza, arropado por mucha gente que te quiere y por muchos seguidores entre los cuales me encuentro, y con tu abuelo Perfecto a la cabeza de todos nosotros.

Ante la duda que todos tenemos sobre si ¿seré capaz de darlo todo?, quítale los signos de interrogación. ¡Serás capaz de darlo todo!.

Suerte y al toro.Mientras tanto, ¡sé feliz!

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