Según los expertos, de aquí a siete u ocho años habrá tantos humanoides trabajando que nos podremos tirar todos a la bartola. Se perderán hasta entonces unos setenta y cinco millones de puestos de trabajo en todo el mundo, pero, curiosamente, se crearán casi el doble. ¿Fabricando muñecos? No lo entiendo, pero doctores tiene la Iglesia. ¿Se imaginan a un robot cubriendo la Bienal de Flamenco, por ejemplo el concierto del Niño de Elche, que es otro hombre mecánico? Duelo de humanoides en el Lope de Vega. Mejor, de extraterrestre y androide. Sale el robot del teatro y no tiene que correr para buscar el coche y matarse por la S-30 para llegar a tiempo al periódico, porque ha hecho la crítica en el patio de butacas. Ya hay quien hace esto, que conste, y es de carne y hueso. Qué habilidad. Me imagino la Bienal de 2028. Todos humanoides: artistas, público, acomodadores y críticos sin una pizca de sentimiento –de pellizco, ni hablamos–, aunque algo de esto hay ya. La otra noche, en la obra de Andrés Marín, creo que solo habíamos personas mecánicas en el Maestranza.