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Actualizado: 24 jul 2018 / 14:14 h.
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  • La Biblioteca de Alejandría, Cleopatra y el conocimiento

Cada dos años, desde hace varios, tengo el privilegio de ser invitado a dar una conferencia en la mítica Biblioteca de Alejandría en Egipto, un lugar que desde su fundación en el pasado, fue creada para contribuir a la producción de conocimiento y a su desimanación. Una participación en la biblioteca que en la antigüedad no estaba abierta a todos, ya que era un privilegio que estaba restringido solo a los escribas, a los sacerdotes y a los principales oficiales del gobierno. La biblioteca alejandrina fue concebida como una biblioteca pública y de préstamos de libros, lo cual acabó convirtiéndola en un importante centro de enseñanza y de circulación de nuevas ideas, discusiones y reuniones científicas y sociales. Tener el privilegio de participar e intercambiar ideas con científicos y autores de todas las áreas y de alto nivel de todo el mundo, es un privilegio que me llena de satisfacción y orgullo cada vez que participo.

La Biblioteca de Alejandría supuso un cambio en el papel que las librerías jugaban en la generación de ideas y en el sistema de conocimientos, en la propia librería se dice que los sistemas de conocimiento son el componente clave de la cultura que al fin y al cabo no es más que un supersistema de articulados sistemas de conocimiento, acción e industria. Se trata de la construcción de materiales para la subsistencia, acuerdos, recreaciones, religión, instituciones y otros ítems producidos artificialmente, y que en términos generales se les conoce como materiales culturales.

Alejandría fue fundada directamente por Alejandro Magno, cuenta la leyenda que un día mientras acampaba con su ejército en un pequeño pueblo de pescadores de Egipto, en Krakotis, tuvo un sueño en el que el poeta Homero se le aparecía y le sugería que construyera una ciudad en la tierra que hay en la parte opuesta a la isla de Faros. Así lo hizo, y nada más levantarse al día siguiente dio la orden de construirla y que se debería llamar Alejandría y debería temer acceso a los países mediterráneos a través de dos puertos marítimos así como acceso al resto de Egipto, lo que le permitíria hacer negocios transportando en barcos y en botes sobre el lago y el río Nilo pasando por Alejandría convirtiéndola en una gran ciudad.

Cuando Alejandro Magno murió en 323 antes de Cristo todo su imperio fue dividido entre sus generales, y fue el general Ptolomeo, que llegó a ser rey de Egipto, el que fundo la dinastía Ptoloméica que llegó a mandar en Egipto durante más de 300 años. La reina Cleopatra fue el último monarca reinante de esta dinastía. El primero de los dos reyes ptolomeicos erigió magníficos edificios en toda Alejandría, el más famoso y conocido en todo el mundo era un faro construido en la isla de Faros y era tan fantástico que fue considerado como una de las siete maravillas del mundo antiguo, construido por uno de los mejores arquitectos de la época, la luz del Faro guiaba a los barcos para que tuvieran una navegación segura sobre las olas rocosas y por el memorable puerto de Alejandría. Hoy no queda nada del antiguo faro, lo que se sabe de él es por las descripciones que se hicieron del mismo en monedas, edificios, mosaicos, etc. El faro tenía tres niveles. La planta baja era una plaza con luces en las paredes, la parte media tenía una sección de forma octogonal, después una torre redonda y terminaba en un techo típico de una casa con una escultura de Poseidón, dios del mar. La luz del faro medía 120 metros de alto, algo espectacular en aquella época. El lugar donde estaba el faro tenía una especie de jardín con estatuas gigantes de los dioses, una rampa que llevaba hasta la entrada, y una escalera interior en espiral que llevaba hacia el final arriba. La fachada estaba decorada por tritones y hombres con colas, tridentes y trompetas. El faro fue destruido por uno de los frecuentes terremotos que se daban en la región mediterránea, solo entre el 320 y el 303 se contabilizaron 22 terremotos y parece que finalmente en 1303 un terremoto muy violento tiró el faro al mar en la bahía de Alejandría.

Alejandría era una ciudad próspera y centro del conocimiento. En aquella época los habitantes eran ciudadanos con todos sus derechos si ambos padres eran griegos y podían participar en los juegos, pagar menos impuestos, y cultivar su propia tierra que era de propiedad real. Cuando Egipto se convirtió en una provincia romana ya dejó de ser regido por reyes y durante 300 años después se sucedieron diversos sistemas de gobierno y su población fue próspera bajo el imperio romano. Probablemente el incendio más famoso y conocido es el que se produjo en el año 48 o 47 a.C., en la guerra de César con Ptolomeo XIII, en el que se quemaron un buen número de libros o volúmenes, sin que pueda afirmarse que sean libros de la Biblioteca que estaba en el Museum. El incendio se produjo en los almacenes de los muelles del puerto y puede que fueran paquetes de libros o rollos preparados para la exportación, actividad muy importante en Alejandría.

Si puede hacer un viaje por Egipto no dude en ir a Alejandría y a su biblioteca, programe dos días para ello, merece la pena. Consulte con su agencia de viajes los temas de seguridad, hoteles y tipo de alimentación, etc. Por supuesto, también aconsejo visitar las pirámides, pero ese es otro viaje con alma.

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