Image
Actualizado: 16 sep 2018 / 22:30 h.
Facebook Twitter WhatsApp Linkedin Copiar la URL
Enlace copiado

Ando preocupado estos días por si mi cartilla escolar cayera en manos de piratas del nuevo periodismo. No la tengo colgada en internet, sino guardada celosamente y custodiada por cuatro mastines. ¿Se imaginan que a estas alturas de mi vida, con medio siglo de trabajo sobre mis espaldas, saliera a la luz pública qué tal se me daban religión o matemáticas? Curiosamente, religión se me daba muy bien hasta que me enfadé con Dios, siendo aún un niño, aunque estoy intentando hacer las paces con él. Las matemáticas nunca fueron mi fuerte y medio siglo después celebro que no lo fueran porque hace decenas de años que no hago cuentas. Que las haga mi gestor. El aseo es lo más feo de la cartilla escolar, pero es que entonces nos lavaban una vez a la semana y en una caldera. Y no sé muy bien por qué, cuando llegaba el verano y nos poníamos el pantalón corto salía la costra de los tobillos como por arte de magia. No sé si colgar ya en internet la cartilla escolar, manipulada, o ponerle dos velas al Gran Poder para que Ignacio Escolar se jubile anticipadamente.

ETIQUETAS ►