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Actualizado: 24 jun 2017 / 22:06 h.
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Estamos de enhorabuena. Sevilla tendrá el tratamiento presupuestario adecuado en materia de inversiones por parte del Estado. Se acabaron los tiempos de penurias y recortes que llevaron a la capital andaluza a ser relegada al puesto 46 en inversiones por habitantes. A partir de ahora tendrá lo que necesita y se merece. Así, al menos, lo anuncia el delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz. Y lo ha hecho ante un ámbito muy cualificado como es el Foro Gaesco integrado por los promotores y constructores de Sevilla. Este colectivo, resabiado ya ante tantas expectativas finalmente no cumplidas, habrá acogido con escepticismo este nuevo compromiso. En numerosas ocasiones se avanzaba el desbloqueo de inversiones, una auténtica lluvia de millones de euros, que, en realidad, nunca llegan a ejecutarse.

¿Por qué ahora hay que dar por buenas las palabras de Sanz si, sistemáticamente, se ha venido marginando a esta provincia en los últimos años? En la intervención de este alto representante gubernamental ante los propios empresarios puede estar la clave. Se reúnen ahora, señala Sanz, dos requisitos indispensables: la estabilidad política y crecimiento económico. El marco, por tanto, es el idóneo para reactivar proyectos estancados y vitales para el desarrollo de esta tierra como puede ser la SE-40, la gran circunvalación que se necesita para salir del permanente colapso que sufren sus accesos y tránsito por la capital andaluza. Las actuales condiciones son inaceptables para una ciudad como Sevilla que viene sufriendo desde hace años esta deficiencia.

Y para hacer creíble su afirmación, Sanz desvela que la administración central, ya en manos del PP, deja atrás sus dudas sobre el tramo Dos Hermanas- Coria y da por hecho el desbloqueo del proyecto de los túneles bajo el Guadalquivir tal como se diseñó inicialmente, con cuatro carriles. Se descartan otras opciones como la de un puente, algo que ya impedían las autoridades medioambientales europeas al estar enclavado en una zona de especial protección de aves. También se deja a un lado una solución más reducida de túneles lo que a la larga podría convertirse en un cuello de botella más. Así las cosas, espera que a finales de este mismo año estén concluidos todos los trámites necesarios para una obra sumamente compleja y que tendrá un coste superior a los 800 millones de euros. Todo esto hace pensar a Sanz que Rajoy cumplirá, por tanto, con el compromiso asumido en su día ante los sevillanos de que haría realidad, por fin, esta tan anhelada infraestructura.

Todo hace indicar que estamos, pues, al final de este periodo de la sequía inversora que hemos padecido en los últimos años. Pero Sanz deberá admitir que sus palabras sigan siendo acogidas con reservas dado el comportamiento registrado hasta ahora con respecto a Sevilla. Sin ir más lejos, ahí están estos presupuestos generales del Estado de 2017. Tal vez, precisamente, esta misma circunstancia, puede que actúe como acicate para que los populares se quiten la espina que tienen con esta ciudad haciendo realidad asuntos que permanecían en el desván del olvido. Aún así, conociendo como se conoce al actual delegado de gobierno en Andalucía, un político sumamente experimentado y metido de lleno en la responsabilidad que ahora le atañe, seguro que se ha lanzado a la piscina sabiendo que hay agua. No da puntada sin hilo por lo que habrá que dar por bueno lo avanzado en Gaesco. Y es que al gobierno de la nación, a Rajoy y al mismo PP andaluz, le va mucho en el empeño. Nada más y nada menos que su credibilidad ante unos ciudadanos hartos de promesas y de pagar las consecuencias, que no las ventajas, de vivir en la capital de Andalucía, una condición ésta que actúa, más bien como freno ante unos mandatarios políticos, de todos los colores, que parece les da urticaria destinar inversiones aquí no vayan a ser tachados de favorecer el mal llamado centralismo sevillano.

Como indica el propio Sanz acertadamente ha llegado el momento del desarrollo de las infraestructuras ya que Sevilla lo necesita y se lo merece. De modo que ya es sólo cuestión de esperar y comprobar que todo se hace pronto una realidad. Sevilla no puede esperar más.