Los bonos son instrumentos financieros de deuda utilizados tanto por entidades privadas como por gobiernos. El bono es una de las formas de materializarse los títulos de deuda, de renta fija o variable. Pueden ser emitidos por una institución pública (un Estado, un gobierno regional o un municipio) o por una institución privada (empresa industrial, comercial o de servicios), en este caso se denominan bonos corporativos. También pueden ser emitidos por una institución supranacional (Banco Europeo de Inversiones, etc.), con el objetivo de obtener fondos directamente de los mercados financieros. Son títulos normalmente colocados a nombre del portador y que suelen ser negociados en un mercado o bolsa de valores. El emisor se compromete a devolver el capital principal junto con los intereses al finalizar el plazo pactado o bien a abonar los intereses de forma periódica, semestral o anualmente y al finalizar el plazo devolver el capital prestado.
Los bonos no fluctúan su precio como lo hacen las acciones siempre que esperemos al vencimiento para recuperar nuestra inversión. Pero toda inversión tiene su riesgo aunque sea pequeño. Los distintos riesgos que pueden tener los bonos son los siguientes: el riesgo de mercado, consiste en que varíe el precio del bono por variación en los tipos de interés del mercado, aunque tal y como he comentado anteriormente si esperamos al vencimiento del bono este riesgo no existe. Otro riesgo es el riesgo de crédito o posibilidad de que el emisor del bono, (ya sea una empresa, un estado o una institución supranacional), no pueda hacer frente a los pagos, en lo concerniente a los intereses o devolución del principal. Un último riesgo es el de inflación, al vencimiento del bono, existe la posibilidad de que la inflación haya mermado la capacidad de poder adquisitivo.