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Actualizado: 28 ago 2018 / 22:30 h.
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Con septiembre a la vuelta de la esquina, madres y padres ya estamos con la vista puesta en el material escolar, los libros y todo lo que nuestras criaturas van a necesitar para el próximo curso. Por eso, no estaría nada mal echarle un ojo a los libros de texto que compramos y ponernos las gafas violetas. Seguro que nos llevamos más de una sorpresa. Una nube de aparente tranquilidad se ha instaurado sutilmente en la sociedad, llegando incluso a pensar que la igualdad es ya una realidad en nuestra comunidad educativa.

La mayoría de las editoriales incurren en sexismo y el lenguaje inclusivo brilla por su ausencia. Independientemente de la editorial que analicemos, la mirada masculina en el discurso es imperante. Las alusión a mujeres en disciplinas como Historia, Filosofía, Economía o Lengua y Literatura sólo es del 7 por ciento. Por eso si preguntamos a niñas y niños por nombres de mujeres relevantes, inventoras, escritoras o científicas que hayan estudiado en la escuela, si consiguen decir una, será un autentico milagro. Nada es casualidad y esta falta de referentes femeninos de nuestros hijos e hijas se debe a la invisibilidad en los libros de texto de mujeres que han tenido su peso en la historia, pero cuyos logros se han marcado como mera anécdota.

La Consejería de Educación trabaja en este sentido por conseguir que la coeducación sea el modelo sobre el que sustentar los pilares de nuestra enseñanza. Ya ha publicado una serie de instrucciones para los colegios andaluces y recomendaciones a las editoriales, con el fin de que el material educativo se ajuste a los principios de igualdad. Pero es evidente, que los avances son lentos y tímidos. Coeducar implica centrar la educación de niños y niñas sin perder de vista la igualdad, dotar a ambos de las mismas oportunidades y derechos. Con este modelo evitamos prejuicios culturales, estereotipos sexistas, discriminación y situaciones de desigualdad. Los libros de texto, son parte del materia para trabajar con este nuevo modelo de enseñanza necesario en la sociedad actual. En solo unas décadas, hemos pasado en España, de un modelo de enseñanza que separaba por sexos, a uno mixto en los años 70 y ahora al coeducativo. Pero como todo en la vida, las transiciones a veces se ven enturbiadas por un sistema que se esfuerza en mantener el orden establecido, a sabiendas que activa el retroceso en el proceso evolutivo hacia la igualdad de género. Seguimos echando en falta a mujeres como Juana de Arco, Marie Curie, Clara Campoamor, Rosa Parks, Simone de Beauvoir o Hipatia, entre otras muchas que igual que los hombres, también escribieron la historia. ¿Quiénes escribieron por ejemplo libros tan afamados como Lo que el viento se llevó, La cabaña del Tío Tom o Frankenstein? Pues mujeres, que para las editoriales están de más. Que deberían conocer nuestras criaturas para hacerse una idea más real del mundo en el que viven. Que no falte nadie en libros de texto, debe ser el objetivo a perseguir. Sólo hace falta visualizar por encima cualquier material que tengan nuestros hijos e hijas en casa, para darnos cuenta de la escasez de nombres propios de mujeres, con los que ilustrar los momentos más relevantes de la humanidad. Lo que no se nombra no existe y eso sí que es un hecho probado. Estarán de acuerdo conmigo en que para superar la discriminación primero es necesario ver dónde se encuentra.

Con respecto a las ilustraciones de los textos, no podemos caer en la simplicidad, y conformarnos con que aparezcan imágenes de padres planchando y mujeres cambiando un enchufe. A día de hoy, seguimos observando como los libros de texto reflejan un mundo androcéntrico. Lo masculino es lo normativo y ellos aparecen como protagonistas de la Historia, de la esfera pública y laboral. Con una mayor autonomía y responsabilidad. En general, las ilustraciones muestran a los chicos con un abanico de posibilidades mayor que el de las chicas, con mas modelos con los que identificarse y proyectarse como futuros adultos. La mayoría del contenido educativo que aportan los materiales que compramos cada curso, desvalorizan la aportación de la mujer a la Historia y prevalecen las batallas, los guerreros, las conquistas y una serie de valores que flaco favor hacen a nuestras futuras generaciones.

La Junta de Andalucía, acaba de aprobar el II Plan de Igualdad de Género en la Educación, estableciendo medidas para promover este objetivo en las aulas andaluzas hasta el 2021. Ojalá estas propuestas no queden en papel mojado y no caigamos en la falsa creencia de que en igualdad ya está todo encauzado. Hay que seguir trabajando en coeducación y sobre todo velar porque todos los recursos didácticos disponibles en los colegios e institutos andaluces, sean utilizados por niños y niñas, sin acaparamiento, ni exclusiones. Sin duda, la mejor vía para formar a una generación libre de prejuicios, donde hombres y mujeres sigan tejiendo la Historia, pero esta vez, sin olvidarnos de nadie.

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