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Actualizado: 13 sep 2018 / 22:30 h.
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El trading es una forma de operativa bursátil consistente en especular con activos financieros a corto o muy corto plazo. Este tipo de operativa bursátil puede permitir la obtención de mucho dinero al trader o, por el contrario, hacerle incurrir en importantes pérdidas debido a la asunción de mayores riesgos. En el trading, los inversores aprovechan las pequeñas diferencias en los precios que se producen en el corto plazo en la negociación de toda clase de activos financieros tales como acciones, futuros, opciones, divisas, commodities (materias primas), contratos por diferencias (CFD), etc., tratando de conseguir un rápido beneficio. Como consecuencia de ello y puesto que para minimizar el riesgo el trader suele cerrar toda operativa antes de finalizar la sesión bursátil, este tipo de inversores suelen realizar un número mayor de operaciones que los inversores a largo plazo.

La duración del negocio, por ello, es una de las principales diferencias de los traders con respecto de los inversores de largo plazo, pues estos últimos, pese a que también buscan cambios en los precios que les sean favorables, pretenden conseguir plusvalías mediante el aumento de valor de sus activos y no únicamente por su precio.

De la mano del trading suele venir unida una figura financiera que denominamos apalancamiento y que consiste, hablando en plata, en endeudarse para invertir, de forma que, mediante el pago de una pequeña cantidad por parte del inversor (generalmente denominada depósito) se puede negociar mayores cantidades de activos (sin tener que depositar el monto total de lo invertido). Este hecho supone, evidentemente un mayor riesgo inversor pues, al igual que los beneficios se multiplicarán en caso de existir, en la misma medida crecerán las pérdidas en caso de incurrir en ellas.

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