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Actualizado: 14 ene 2017 / 20:43 h.
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Vivo en un país cuyo Tribunal Constitucional concedió a un farmacéutico de nuestra ciudad el derecho a objetar conciencia para no dispensar la llamada píldora del día después. Su ideología, la del boticario y servidor público, con supremacía sobre el derecho a la salud de la mujer que la solicitase. Siempre habrá una farmacia dispuesta a dispensarla, dijo malamente el TC, porque quién sabe, si todos objetan. Un problema para las mujeres, a fin de cuentas. Podrá parecerles a alguno de ustedes incluso una buena decisión, pero no se me quejen si un día esto de las objeciones religiosas acaban por afectarles o por afectarnos a todos. Claro que, y conviene que vayamos separando la paja del trigo, eso también dependerá de quienes sean los magistrados que conforman el Tribunal Constitucional y cuáles sean también sus más hondas convicciones. Les recuerdo que de esta malhadada sentencia del herbolario con escrúpulos fue ponente el que dicen puede ser presidente del TC, Andrés Ollero, el mismo que un día fuese diputado del PP y el mismo que nunca escondió sus fuertes convicciones religiosas. Si lo hubiesen dejado, así consta en su voto particular, hubiese admitido la objeción de conciencia para la dispensación de preservativos, ya que, como bien saben las calenturientas mentes pecadoras, estos no son precisamente medicinas.

Pues bien, resulta que esta misma semana el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, ha negado a una pareja musulmana la objeción de conciencia que alegaban para impedir que sus hijas, menores de edad, tuviesen que practicar con el resto de compañeros clases de natación. El TEDH da la razón a Suiza y hace prevalecer el valor de los principios de integración de los extranjeros y la igualdad de sexos sobre las convicciones religiosas más intimas. Una sentencia europea que, por contraste con la de nuestro farmacéutico, nos obliga a preguntarnos qué será de nuestros derechos y nuestra convivencia en un próximo futuro una vez que, además de que sea algo más que probable que el magistrado Ollero sea presidente, toca elegir a cuatro magistrados del TC en el Senado y ahí, por pura arbitrariedad electoral, el PP tiene mayoría absoluta. Es decir, que no es un asunto menor, sino muy grave.

Por eso es bueno estar atentos y evitar caer en la tentación de sentarnos a esperar y rezar a los santos. Miren para atrás y trillen, conecten unas cosas con otras. Si lo hacen bien llegarán a Trillo. Es este su legado, la alargada sombra un hombre de estado, el muñidor al que ayer el Gobierno agradeció sus privados y concienzudos servicios.