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Actualizado: 19 ago 2017 / 23:25 h.
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  • Yo sí ‘tinc por’

Los gestos tienen valor. No debemos desdeñar el valor de los pormenores. Me van a perdonar que en estos momentos de luto inconsolable, de desvalimiento racional, en los que toca sin demora condenar a estos cafres descerebrados a los que alguien ha hecho creer que causando tanto dolor van a resolver sus problemas, me detenga en un detalle. Tras el atentado de las Ramblas de Barcelona, todos estábamos ante el televisor esperando una información que nos hiciera salir de nuestro amargo estupor. En mi casa, la primera declaración oficial que oí, saltando de cadena en cadena, fue la del consejero de Interior del gobierno catalán, un señor reposado y tranquilo al que pude entender bastante poco porque habló en catalán. Supongo que a los periodistas que se arremolinaban en torno a él también les cogió por sorpresa, porque nadie había previsto una traducción simultánea ni nada parecido.

Mi comentario fue «¿qué hace este tío hablando en catalán cuando tiene a todo el país esperando saber qué ha pasado?» Uy lo que dije. En las redes, en los informativos, en las tertulias... muchos que seguramente saben bastante más que yo del hecho diferencial y de la diversidad nacional española, me leyeron la cartilla a mí y a todos los que como yo despotricaron por ese detalle. Habló en catalán porque es catalán, con total naturalidad, decían los entendidos. Son ustedes unos catetos y unos estrechos por no comprender eso. Pues lo seré.

Pero ese señor, que yo sepa, no era un vecino del Ampurdá que suelta una retahíla en catalán catalán cerrado porque se ha olvidado la llave del coche dentro de casa cuando sale con prisa, es un poner. Ese señor es un responsable público que comparece ante la prensa y que debe asegurarse, porque es su obligación, de que la información que va a transmitir llegue al mayor número de personas posible. Y además, ser catalán implica que es bilingüe, ¿no? Pues no, él habla catalán así quiera sacar un billete de tren en Helsinki. ¿Cateta yo?

Hombre, por dios, si hasta los agentes de la guardia urbana de Barcelona, en todas las grabaciones que se han divulgado del momento del atentado, dan la alerta en perfecto castellano... no me van a decir que no se trata de un gesto intencionado. Yo digo, estrecha de mí, que las lenguas están para que nos entendamos, y no para poner barreras entre nosotros. Después de esto voy a buscar algún sitio donde den clases de catalán, un idioma precioso, por cierto, con el que se puede decir no tinc por (no tengo miedo, por si no lo han visto en televisión) y transmitir una emoción desgarradora.

Barcelona es una ciudad maravillosa. Especial, vibrante, moderna y diversa. En Barcelona a mí siempre me han hablado más en español que en catalán, siempre, aunque según he podido ver, utilizan las dos lenguas indistintamente y eso sí que lo hacen con total naturalidad. El terrorismo éste que llaman islámico ha dejado un rastro de sangre en una de sus calles más emblemáticas, pero esa herida profunda en el corazón de las Ramblas tiene que sanar a base de combatir el odio injustificable de quienes disfrazan de religión su falta de valores y su vacío personal. Dicho esto, estoy dispuesta a asumir mi parte alícuota de responsabilidad histórica en la guerra de civilizaciones como todos los sesudos especialistas se empeñan en recordarnos, siempre que el conseller de interior catalán asuma que así no. Que con independencia o sin ella, lo mejor es que nos entendamos.