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Actualizado: 02 sep 2018 / 23:32 h.
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  • Mayor atención al turismo

Cualquier variación en las tendencias de la industria turística española afecta de forma importante al conjunto de la economía nacional. No se puede olvidar que representa el 11 por ciento del PIB y acumula más de un 13 por ciento del empleo nacional. Y comienzan a sonar las alarmas puesto que la tendencia de crecimiento en el sector de los últimos años se quiebra y, lo que es mucho peor, no parece que las políticas de este Gobierno tengan interés en buscar soluciones a un problema que, de no cambiar, afectará al crecimiento económico del país de los próximos años. Si en los últimos años los datos que ha aportado el turismo hubieran sido peores la recuperación hubiera sido más lenta y pesada.

Existen factores que hasta ahora eran favorables y se han convertido en enemigos del turismo español. El precio del petróleo hace que el transporte se encarezca; el brexit ya afecta y terminará siendo una enorme carga; los destinos, que antes parecían imposibles por tratarse de lugares inseguros políticamente o a causa del terrorismo yihadista, se han normalizado y atraen a un gran número de viajeros que abaratan el coste de sus vacaciones de forma abultada; y, por si era poco, Cataluña presenta datos poco halagüeños (6,5 por ciento menos de pernoctaciones en julio mientras en el resto de España han disminuido un 2,2 por ciento; en Alemania, Reino Unido o Australia, se está comunicando a los ciudadanos que Cataluña no es el mejor de los destinos dada la crispación política y social que se vive).

Es verdad que, por ejemplo, el petróleo es más caro y que Trump estropea todo lo que toca, pero es tan cierto como que el Gobierno de la nación debe buscar alternativas a situaciones que pongan en peligro el turismo en España. Es mucho lo que está en juego. Es cierto que no se puede entrar en una guerra de precios con destinos como Egipto, Turquía o Argelia, porque España es mejor destino sin duda alguna, pero se deben potenciar políticas que encuentren un turismo de alto poder adquisitivo al mismo tiempo que el control sobre el incremento de precios debe producirse para no convertir en imposible el turismo en España.

No puede existir un camino hacia una buena solución sin que las administraciones públicas se pongan de acuerdo y funcionen como si fueran una sola; no pueden buscarse soluciones al margen de la búsqueda de un turismo compensado que no altere en exceso las capacidades de infraestructuras y servicios básicos de las ciudades. Y no puede encontrarse una solución al margen del conjunto de la economía. A mayor crecimiento del sector turístico corresponde un nivel de industrialización más bajo. Un peligro absoluto puesto que no todo es turismo en España.

El Gobierno de la nación, los autonómicos y el conjunto de las administraciones públicas están obligadas a encontrar una solución urgentemente.