Una investigación promovida sobre 245 fragmentos de cerámica descubiertos en el cerro de San Juan de Coria del Río (Sevilla), legado del antiguo asentamiento turdetano y romano de Caura, sostiene que la presencia y “abundancia” de vestigios de “las principales variedades de vajilla fina” de la segunda mitad del primer milenio antes de Cristo refleja la “prosperidad” del enclave y su papel como “escala fundamental en el tráfico mercantil”.
El estudio en cuestión, titulado ‘La cerámica de barniz negro en la antigua Caura’, está firmado por José Luis Escacena, del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla, la arqueóloga profesional María Teresa Henares y Juan José Ventura por parte del Instituto de Patrimonio de Archidona (Málaga), y parte de los fragmentos de cerámica rescatados en el contexto de una excavación acometida en 1994 en la cima del cerro de San Juan de Coria del Río, actualmente coronado por el instituto de educación secundaria (IES) Caura.
Dicho centro educativo homenajea al antiguo asentamiento turdetano y romano germen de la actual Coria del Río, toda vez que como bien recuerda este informe recogido por Europa Press, “a comienzos del primer milenio antes de Cristo, la desembocadura del río Guadalquivir se encontraba en las proximidades de las actuales poblaciones de Coria y Puebla del Río”, con lo que “las reconstrucciones hipotéticas” inducen a pensar que la antigua Caura “contó con una zona portuaria privilegiada”.
Los citados 245 fragmentos de cerámica “de barniz negro” rescatados del subsuelo del cerro de San Juan en aquellas excavaciones, según la memoria de esta investigación arqueológica, corresponden a “variedades de cerámica que estuvieron en uso y en el mercado de objetos de prestigio entre los siglos quinto y primero antes de Cristo”, en concreto “vajillas áticas e itálicas, así como producciones que, a imitación de aquellas y al amparo de su éxito, fueron distribuidas por el occidente atlántico de la Península Ibérica y la vecina área norteafricana”.
A la hora de abordar el estudio de todas estas piezas, los investigadores dividen los 245 fragmentos de cerámica “de barniz negro” en 53 restos pertenecientes a recipientes áticos, 175 fragmentos asociados a antiguos barros itálicos y 18 a “otras producciones occidentales de barniz negro”.