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Actualizado: 04 abr 2018 / 12:11 h.
  • En España los días son más largos y eso ayuda a que las actividades se prolonguen más que en Europa. / El Correo
    En España los días son más largos y eso ayuda a que las actividades se prolonguen más que en Europa. / El Correo

Siempre se ha dicho que los españoles comemos y cenamos tarde, vemos la televisión hasta altas horas de la noche, nos acostamos tarde y dormimos poco. Cualquiera que pasee por las calles del centro de Sevilla puede comprobar este desajuste temporal con facilidad. Basta con observar cómo los turistas que visitan la ciudad tienden a acaparar las terrazas y los bares para almorzar a horas a las que muchos sevillanos acaban de desayunar. Ahora, un estudio de la Universidad de Sevilla publicado en la revista Scientific Reports, del grupo Springer Nature, titulado Influencia de la latitud en las actividades humanas básicas: caracterizando el día invernal como un sincronizador, desmiente esta «descompensación» horaria.

El profesor de la Facultad de Física, José María Martín Olalla, ha analizado las encuestas oficiales de empleo del tiempo de 17 países europeos y dos americanos, incluida la Encuesta Armonizada Europea de Empleo del Tiempo, de donde ha extraído cuándo realizan los trabajadores sus actividades básicas. Esta información, junto con el huso horario y los datos geográficos de latitud y longitud, permite deducir las condiciones de luz ambiental de las actividades y desvelar patrones regulares relacionados con el día más corto del año, la llegada del invierno. De este modo ha podido comprobarse que los datos españoles siguen los patrones europeos, lo que indica que su ritmo de vida no está desacompasado respecto del ciclo de luz y oscuridad.

Y es que, Sandford Fleming, quien diseñó el sistema de husos y de una hora universal, ya en 1884 señaló que las personas realizarían siempre sus actividades básicas guiados por el ciclo de luz/oscuridad y no por la hora que marcase el reloj, que es solo un instrumento para administrar el ciclo anterior.

El estudio corrobora esta sencilla observación y va un paso más allá, pues desvela la influencia de la latitud en el problema. Este factor aparece porque la racionalidad de decisiones como «entrar al trabajo a las 8 am» no depende del mediodía sino del amanecer que, a su vez, solo depende de la latitud y la estación del año. Esto hace que personas que viven a lo largo de un meridiano no coincidan siempre a la hora de realizar sus actividades.

Así, debido a la latitud, el día invernal, el más corto y duro del año, se ven reflejados claramente los hábitos horarios del continente. Su amanecer ocurre simultáneamente en la península ibérica, Alemania, Suiza, Francia, Bélgica, Países Bajos, Dinamarca y Suecia. Por el contrario, el sol invernal necesita tres horas para ponerse escalonadamente desde Suecia hasta la península ibérica. De este modo, quienes destacan los «anómalos» hábitos vespertinos españoles están describiendo un fenómeno absolutamente natural.