Desde hace año y medio las monjas dominicas de Madre de Dios ya no celebran las misas en la iglesia del convento, sino en un salón anexo al torno de la venta de dulces. Los desprendimientos sobrevenidos durante los últimos años en el artesonado mudéjar de la que fuera antigua sinagoga judía hicieron saltar todas las alarmas. «Empezamos a tenerle miedo», asegura sor Adela, una de las nueve religiosas que integran esta comunidad de clausura y que, con mínimos ingresos, tratan de mantener en pie un patrimonio de 4.000 metros cuadrados, el del convento con más historia y en peor estado de la ciudad.

Enclavado en la calle San José, este cenobio es, por sí mismo, un trocito de la historia viva de España. En una reservada alcoba de sus dependencias pernoctaba la mismísima reina Isabel la Católica cuando venía de visita a Sevilla. El conquistador Hernán Cortés patrocinó su construcción y su viuda y una de sus hijas, doña Juana de Zúñiga y doña Catalina Cortés, están enterradas en su iglesia.

Con los actuales ingresos que produce la venta de dulces en el torno del convento y apenas unos 50 euros que reciben del Arzobispado, las hermanas no pueden acometer la perentoria remodelación del convento. El caso de las dominicas de Madre de Dios no es único. Son varios los conventos de Sevilla que requieren de una reforma parcial de manera urgente. De ahí que, ante la carencia de ayudas públicas, un grupo de profesionales, encabezados por el arquitecto sevillano Carlos García Garzón, haya decidido crear una plataforma común, conventosdesevilla.com, para salvar de la ruina este patrimonio de la ciudad.

La iniciativa ciudadana ha comenzado su andadura poniendo sus miras en el convento de Madre de Dios intentando buscar fondos para su restauración en empresas y particulares que quieran colaborar de alguna manera. La primera campaña de ayudas ya está en marcha: se precisan 500.000 euros para reformar sus cubiertas y todo el que quiera puede aportar su granito de arena a través de la web.

Para concienciar a la sociedad de la necesidad de salvar esta joya patrimonial, la plataforma ha lanzado un vídeo en el que se denuncia la ruinosa situación del convento, debido entre muchos motivos al gran espacio que alberga.

La iglesia del convento, la casa del capellán y los aposentos donde se alojaba la Reina están en ruinas o en proceso. Según detalla Carlos García, la iglesia presenta una serie de patologías estructurales de diversa consideración. «En primer lugar, el artesonado mudéjar está sufriendo desprendimientos debido a los continuos movimientos de unos paños sobre otros. Cada zona del artesonado se está desplazando rápidamente hasta romper parte del arco toral. Los problemas del artesonado son consecuencia del pésimo estado de la estructura de madera interna que lo soporta y de los tirantes metálicos, que ya no funcionan».

El arco toral presenta varias roturas y las pilastras laterales que lo sustentan están agotadas a esfuerzos de compresión. Las grietas verticales crecen con rapidez ya que las testigos colocados en 1991 así lo delatan. Además, debido al mal estado de la estructura de la cubierta y los tirantes, el muro de carga lateral de la calle San José se está desplomando perdiendo su necesaria verticalidad. «Nos da miedo porque el desnivel del muro alcanza ya los 45 centímetros», apunta sor Adela.

Aunque aparentemente en buen estado, la situación del coro bajo de la iglesia también es peligrosa. Las celosías del coro superior están sueltas del muro, con una grieta vertical que las deja sin resistencia a esfuerzos horizontales. Debido a diversas intervenciones desafortunadas en el coro superior, el suelo de esta estancia no es seguro y las vigas que lo soportan están mostrando muchos problemas estructurales.

Los cambios bruscos de humedad que afectaron a las estructuras formadas por vigas de madera obligaron hace unos años a desmontar el artesonado del dormitorio en el que pernoctaba Isabel la Católica cuando visitaba la ciudad.

Con todo, la casa del capellán es la zona que más se ha deteriorado en los últimos años mostrando hoy en día un aspecto ruinoso en su totalidad. Esta zona se ha convertido en un palomar, en el que los forjados de madera se sostienen gracias a puntales provisionales. Los cerramientos del patio han desaparecido y subir por la escalera es un riesgo para cualquier persona. Esta parte del convento es la que más posibilidades de reconversión posee debido a su acceso independiente a la calle Madre de Dios, «por lo que la instalación de una hospedería o un espacio público cobraría una gran aceptación», opina el arquitecto Carlos García.

La caída de las vocaciones ha cambiado paulatinamente la forma de habitar los conventos y un reducido grupo de monjas no puede sufragar los gastos de mantenimiento de un edifico de una gran extensión, por lo que «hace falta una reconversión de estos edificios si queremos que sigan en pie», sostiene el principal impulsor de conventosdesevilla.com. En la web se pueden consultar los distintos eventos organizados en los conventos sevillanos y las distintas vías de colaboración para que las campanas de Madre de Dios no dejen de sonar.

UN CAMBIO DE MENTALIDAD. Los desprendimientos en el artesonado mudéjar de la monumental iglesia del convento de Madre de Dios han convertido el templo en un lugar con cierto peligro. La estructura de madera interna está podrida y los tirantes no ejercen su función, de ahí que las monjas no se atrevan a recibir en la iglesia a un gran número de fieles.

La iglesia abre sólo los jueves por la mañana durante algunas horas para mantener viva la devoción a la imagen de San Martín de Porres, fraile de origen peruano de la orden de los dominicos conocido popularmente como fray Escoba. «Antes abríamos la iglesia a la hora de la misa, pero desde que hemos trasladado las misas a un salón cercano al torno, abrimos algo más tarde». Sor Patricia, la priora del convento, asegura que, por el momento, los desprendimientos de cascotes han cesado, pero que «cuando cambia el tiempo es habitual que del techo se desprenda un polvillo al encogerse la madera».

Carlos García Garzón, director del estudio Angar Arquitectos y principal impulsor de la plataforma conventosdesevilla.com, mantiene que, ante la falta de ayudas públicas para rehabilitar una joya patrimonial como el convento de Madre de Dios, se hace necesario un cambio de mentalidad. «La prueba más reciente la tenemos en el caso de la iglesia de Santa Catalina, donde la pelea entre administraciones está obligando al Arzobispado a asumir casi en su integridad el coste de la intervención».

Ante la falta de respuesta de las administraciones, «la sociedad y, sobre todo, las grandes empresas deben concienciarse de que el patrimonio es la cultura de los pueblos y de que, entre todos, debemos contribuir a su sostenimiento». Carlos García pone como ejemplo los últimos proyectos de restauración de grandes monumentos que se han abordado en otra ciudad europea como Roma, cuyo patrimonio supera con creces al de Sevilla. «Conscientes de la importancia histórica de ambos monumentos, empresas como el Grupo Tod’s y la firma Fendi se han convertido en los mecenas de las restauraciones que se han abordado en el Coliseo romano y de la Fontana de Trevi». «Esa puede ser la gran alternativa al fallido sistema actual de financiación y recuperación del patrimonio sevillano».