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Actualizado: 14 ago 2018 / 08:23 h.
  • Dos agentes de la Policía Nacional patrullan a caballo por las calles de la capital hispalense. / Antonio Ojeda
    Dos agentes de la Policía Nacional patrullan a caballo por las calles de la capital hispalense. / Antonio Ojeda

Un intento de atraco a punta de pistola en una discoteca de la Cartuja vino a agrandar esa «sensación de inseguridad» que el alcalde, Juan Espadas, reconoció que existe tras los últimos alunizajes sufridos en centros comerciales y la conmoción que ha supuesto el crimen del joyero que, aunque sea en Carmona, también tiene su eco en la capital. Pero se quedó en eso, en sensación, no es que Sevilla sea una ciudad insegura que denunció el PP pero que ha sido rebatido por los fríos datos de criminalidad. El último balance, que corresponde al primer semestre del año, constata una caída del 8,1 por ciento de las infracciones penales (de 24.573 a 22.589 hasta junio), con un descenso generalizado en todos los parámetros (homicidios, robos y hurtos) salvo los casos de agresiones sexuales y tráfico de drogas, que han sufrido un repunte del 116 y del 22,4 por ciento respectivamente. Los robos, en todas sus modalidades, descendieron un 15,1 por ciento –383 menos–, con especial incidencia en los que se cometieron con violencia o intimidación (–19 por ciento). En esa tendencia a la baja, que rompe el incremento que sí se reflejó en los datos en el primer semestre de 2017, también se muestra en los hurtos, que pasaron de 9.949 a 8.738 de enero a junio (–12,2 por ciento)

Pero tal estadística no es aplicable al mes de agosto, que Espadas señaló como un mes «propicio para los ladrones y grupos organizados». «Cuando se producen dos o tres casos de robos crece la sensación de inseguridad», manifestó el regidor hispalense, en alusión, sin citarlos, a la banda de los aluniceros que asaltó el Nervión Plaza y, un día después, trató de hacer lo mismos en Airesur, Sevilla Factory y negocios de Dos Hermanas. Una sensación compartida con el subdelegado del Gobierno en Sevilla, Carlos Toscano, que reivindicó que ni la capital ni la provincia tienen unos índices de delincuencia alarmantes, aunque eso «no significa que no ocurran cosas» y que «no se tengan que tomar medidas».

Pero Espadas, además de seguir esa línea, recordó que la Policía Nacional –y la Local en su ámbito de actuación– también está al acecho con «investigaciones abiertas», hasta el punto de aclarar que no solo hay robos en verano, sino «detenciones y desarticulación de bandas organizadas». Coincidencia o no, se conoció este lunes la detención, de madrugada, de tres varones que habían robado en un bar junto a la Jefatura de la Policía Local de la Ranilla –fueron pillados cruzando a toda prisa por la Ronda del Tamarguillo con una máquina de café a cuestas–; o el arresto de otro individuo, esta vez en el centro, por sustraer por el clásico método del tirón un bolso que contenía unos 1.000 euros, dos teléfonos móviles de última generación, varias tarjetas de créditos y medicamentos.