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Actualizado: 07 sep 2018 / 11:02 h.
  • La Bienal se abre cruzando el puente
    Instantánea del atractivo ‘flashmob’ que abrió la Bienal. / Jesús Barrera

Ahora sí, ya empieza por fin una nueva Bienal de Flamenco, la número veinte de su historia. Tras el pregón literario que pronunció el pasado miércoles en el Palacio de Dueñas el escritor Felipe Benítez Reyes, seguido de una réplica flamenca a cargo del Tomás de Perrate –en realidad, un popurrí de pregones populares defendidos con el arte que caracteriza al cantaor utrerano– hoy jueves llegó la hora de salir a la calle a anunciar la buena nueva.

La cita fue en junto al monumento a la Tolerancia, en el muelle de la sal. Principió el propio Perrate reproduciendo su pregón para todos los públicos, a la caída de la tarde, para dar paso a lo que ya viene siendo una constante en la Bienal: el flashmob, es decir, esa pieza breve que se difunde con la debida antelación para que cada cual se la prepare en casa o en la academia y, llegado el momento, pueda interpretarla junto a grandes artistas y sentirse uno más de ellos. El responsable de la coreografía inclusiva de este año fue el bailaor José Galán, arropado por las voces de verdadero lujo de María Terremoto y José Valencia.

Y casi sin transición, la primera novedad de la noche: la iniciativa del Laboratorio de Investigación Escénica Improbatacione que se ha dado en llamar de manera elocuente No sin mi bata, un singular pasacalles protagonizado por más de 40 bailaores con sus batas de cola, desde el citado Muelle de la Sal hasta la icónica Plaza de Altozano, en Triana: uno de esos inagotables focos flamencos que, sin embargo, no había tenido el protagonismo que merece en la Bienal debido a su notable escasez de espacios escénicos.

Asimismo, se procedió a un llamativo acto de alumbrado desde el río, donde un centenar piraguas, perteneciente a las Federaciones Andaluzas de Remo y Piragüismo, tenían previsto encender la ciudad a ritmo de flamenco.

Por todos los rincones

Y, también en Triana, más en concreto en la calle San Jacinto, se inauguró la exposición fotográfica Imperio Triana, de Javier Caró, una propuesta que cuenta con el patrocinio de Lar España. «La exposición muestra a Triana con su vinculación y su esencia flamenca desde mi estilo, que es onírico, moviéndome siempre entre lo real y lo irreal, incorporando a lo real elementos poéticos para que no sea la simple foto de la calle o del rincón», explica el autor de estas 19 imágenes, que van acompañadas por textos del periodista y escritor Daniel Blanco salpicados de referencias a viajeros que conocieron el barrio en algún momento de su historia.

«El flamenco en Triana está en cualquier parte, en cualquier ventana», prosigue Caró, quien ha estructurado la muestra en una primera parte de instantáneas en blanco y negro, y otras en color «con una fotografía más conceptual, más pictórica. Referencias como la estatua de Belmonte, un caballo del Rocío... muestran esa esencia del flamenco que está presente en el día a día», añade el artista.

Algo más tarde, a las 23,00, la Plaza de San Francisco celebró otro acto de encendido, esta vez del Racimo de Candiles de la Bienal, también bajo el patrocinio de Lar España. Ocurrió justo antes del estreno de la obra musical Persecución, un proyecto de la Bienal e Imperdible. Artes Escénicas que rinde tributo al mítico disco de Juan Peña El Lebrijano y Félix Grande y que, gracias a un espectáculo audiovisual que fusiona flamenco, danza contemporánea y poesía, ofrece otra mirada para contar una historia de desasosiego, de marginación, de desarraigo, de lucha de siglos y acoso al pueblo gitano.

«Con Persecución nos hemos propuesto lanzar otra mirada», afirma la compañía sobre este nuevo proyecto. «Nos asomamos al pozo para contar una historia de desasosiego, de marginación, de desarraigo, de lucha de siglos y acoso al pueblo Gitano, desde que, procedentes de Egipto allá por los inicios del siglo XV, llegaron a Españas, añaden.

Sobre la estructura creada en la Plaza para Persecución, además, se pudo descubrir en formato de exposición Las sabias, la obra de teatro expandido de Pedro G. Romero que protagoniza, en imágenes, el controvertido cartel de la XX Bienal de Flamenco de Sevilla.

Por delante quedan tres largas semanas para invocar al duende y disfrutar no solo de algunas de las mejores propuestas flamencas del panorama actual, sino también para gozar del modo en que la Bienal transforma la ciudad entera y respira jondura por todas sus esquinas. Tres semanas para que los cabales discutan, los no iniciados se asombren, y todos se estremezcan cuando el genio comparece y eriza la piel como solo puede hacerlo un quejío, una falseta de guitarra o un paso de baile bien dado. Mucho de eso es lo que está por venir.