Facebook Twitter WhatsApp Linkedin Copiar la URL
Enlace copiado
Actualizado: 15 ago 2018 / 08:24 h.
  • Mucho arte pero muy poco dinero
    La exposición más visitada de la historia del Museo de Bellas Artes ha sido ‘Murillo y los capuchinos de Sevilla’. / El Correo
  • Mucho arte pero muy poco dinero
  • Mucho arte pero muy poco dinero
    Valme Muñoz y José Manuel Girela, en el Bellas Artes. / El Correo
  • Mucho arte pero muy poco dinero
    Algunos de los azulejos antiguos del Museo de Artes y Costumbres Populares. / El Correo

Quitando aquel arrebato durante la entrega de los Max en junio, cuando el socialista José Guirao dijo que le «encantaría» ser el ministro que ampliara el Museo de Bellas Artes de Sevilla, lo cierto es que –ya sea por imprevista, por reciente o porque mande quien mande no hay dinero– la llegada del PSOE a La Moncloa todavía no ha dado ninguna buena noticia a los museos sevillanos del Estado gestionados por la Junta de Andalucía –Bellas Artes, Arqueológico y Artes y Costumbres Populares–, los tres seriamente necesitados de remedio: en el primero ya no se cabe, el segundo se cae a pedazos y el tercero tiene los techos tan mal que ha habido que cerrar cinco salas. Situación que contrasta con el apabullante éxito que este trío de ases del patrimonio cultural hispalense está registrando, como demuestra el aumento de las visitas en alrededor de un 15 por ciento del año pasado a este (menos en la pinacoteca, donde se han disparado nada menos que al doble por el Año Murillo).

En su última conversación con este periódico, el delegado de Cultura de la Junta en Sevilla, José Manuel Girela, recordó que la autonomía ya ha puesto a disposición del Estado el Palacio de Monsalves, propiedad de la Junta» y a tiro de piedra de la Plaza del Museo. «Ese edificio sería el idóneo para la ampliación del Bellas Artes», explicó, «pero si seguimos sin consignar partidas presupuestarias para la ampliación, si no retomamos el proyecto de 2011, va a ser imposible que este museo pueda respirar. Porque además tiene una particularidad, y es que está funcionando a pulmón: tiene un propio taller de restauración, que está realizando intervenciones en obras, que se están cediendo incluso obras para exposiciones temporales porque estamos haciendo cosas bastante interesantes en el taller, y este museo requiere más cosas: necesita un taller pedagógico, necesita un salón de actos, una cafetería... en fin, las necesidades que tiene un museo del siglo XXI. ¿Dónde estamos? Había un proyecto por un valor aproximado de unos 12 millones de euros. Si no se retoma, va a ser imposible».

En el caso del Museo Arqueológico, con áreas apuntaladas a la vista de cualquiera que pase por el Parque de María Luisa, Girela lamenta que «con un presupuesto de 130.000 euros este año por parte del Estado, no da ni para pintar cuatro salas. Va a ser imposible llevar adelante el costoso proyecto de 20 millones de euros. Y lo que es más doliente: el Museo de Artes y Costumbres Populares, que lo que necesita es una intervención menor, de uno o dos millones de euros, para arreglar los techos de la primera planta. Eso sería suficiente para poner en carga por lo menos cinco salas, podríamos rescatar la sala de carteles de feria... pero es imposible. Ahora mismo, lo que estamos realizando son intervenciones menores. El Estado ahora está arreglando el tejado del Museo de Artes y Costumbres Populares por un valor aproximado de unos 30 o 40.000 euros, nosotros estamos haciendo también intervenciones a pulmón, pero que quien tiene que hacer eso es el propietario: el Estado. Ese museo con poco dinero se podría rescatar perfectamente sin ningún problema, porque no tiene tanto... El Arqueológico sí que tiene un problema estructural de sótano, de humedades... pero en el otro, arreglar los techos de la planta alta cuesta mucho más barato», dijo el delegado.

La directora del Museo de Bellas Artes, Valme Muñoz, comentó también recientemente que frente a los 267.000 visitantes registrados en la pinacoteca el año pasado, «este año, hasta mayo, estábamos ya rondando los 300.000. O sea, que este año las cifras van a ser muy importantes en este museo, lo que revela el potencial tan enorme que tiene en cuanto a que hay actividades muy atractivas». Y no solo eso: también «la visibilidad que vamos ganando, porque otras exposiciones no de tanto relumbrón como la de Murillo tuvieron unas visitas muy importantes, como la de Pacheco, conforme se va afianzando la clientela, de nuestro programa educativo... Claro, el público ya va sintiendo esto como suyo, está muy implicado en toda nuestra programación y eso tiene un efecto llamada importantísimo, que es de lo que se trata».

En los otros dos grandes museos tampoco faltan ni las ideas ni las cosas que hacer: se celebró la muestra por la conmemoración de Trajano y Adriano; el propio Girela ha estado este verano en el Arqueológico para conocer la cabeza romana de mármol hallada recientemente en Dos Hermanas, quizá el retrato de una sacerdotisa del culto a la divinidad egipcia Isis. Por no hablar de la recepción, en mayo pasado, de 791 piezas que habían sido expoliadas en diferentes yacimientos arqueológicos y recuperadas luego por la Brigada de Patrimonio Histórico de la Policía Nacional –cuya sonada presentación fue, por cierto, el último acto público de Zoido en Sevilla como ministro–. En la acera de enfrente, en el de Artes y Costumbres Populares, tienen ahora una interesante exposición sobre los oficios, saberes, rituales, alimentación y formas de expresión del pueblo andaluz, con imágenes pertenecientes al Atlas del Patrimonio Inmaterial de Andalucía, proyecto pionero que agrupa a agentes institucionales, académicos y sociales. Pero la sensación subjetiva es la de que nada luce, en estas condiciones. Y a todo esto, la asociación ciudadana Sevillasemueve (sic) ya está preparando la séptima edición de una de las primeras grandes convocatorias del otoño cultural de la ciudad, La Noche en Blanco, para el próximo 5 de octubre. Una cita que siempre se fija como objetivo superar las cifras de espacios y participantes de la edición anterior y en la que los tres grandes museos sevillanos suelen participar con diversas e imaginativas actividades.

Mientras tanto, los datos son más elocuentes que todos los discursos. Las últimas cifras estadísticas de la Junta, publicadas a finales de julio y que recogen el período entre enero y mayo de este año, hablan de 270.347 visitantes en el Museo de Bellas Artes de Sevilla (casi el triple del segundo más exitoso de Andalucía, el de la Alhambra, gracias en parte a la exposición más vista de su historia, Murillo y los capuchinos de Sevilla), 31.594 en el Arqueológico –78.085 el todo año pasado– y 25.764 en el de Artes y Costumbres Populares –58.139 en los doce meses anteriores–. Añádase a ello el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, que sería capítulo aparte, con 103.594 personas que lo han pisado entre enero y mayo. En todos los casos, por cierto, son más las mujeres que los hombres.

Ahora, del estrés por no hacer nada se pasa al estrés de tener a un Gobierno en Madrid del mismo partido político que el que manda en Andalucía y a un cada vez mayor alejamiento de la tan mentada crisis, con lo que las excusas serán más forzadas en caso de que no se ponga remedio a la flagrante situación de olvido de los museos sevillanos.