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Actualizado: 19 oct 2018 / 13:06 h.
  • 2018: la temporada de los matadores sevillanos

Morante reina en solitario. El diestro de La Puebla es la única figura con mando en plaza en el histórico vivero de coletudos de las tierras de Sevilla. El matador cigarrero ha logrado colocarse más allá del bien y del mal, convirtiendo sus contados recitales en cantados acontecimientos que hacen olvidar las tardes más aciagas, que no son pocas. Ya es sabido: el torero esperó hasta la Feria del Caballo de Jerez para iniciar una temporada vendida y publicitada como reaparición. No era tal; sólo un receso estratégico para dejar atrás a sus antiguos apoderados –la FIT de Bailleres- y resetear la nueva campaña de la mano de Manolo Lozano, que ya ha sido licenciado con honores y relevado, a su vez, por el controvertido taurino charro Toño Matilla. Ya veremos con qué resultados.

Los dos primeros contratos que firmó –el doblete en Sevilla por san Miguel- fueron los últimos que cumplió dejando claro a Ramón Valencia que dejaría pasar abril. Y en Jerez, por la Feria del Caballo, comenzó la cosa, sin que las musas terminaran de soplar, eclipsado por la ‘performance’ del adiós de Padilla. La memoria rescata las tardes de Córdoba, Granada, León, Huelva, Almería o Cuenca. Ya saben que en Sevilla no pasó nada por San Miguel. Escoció el impresentable y podrido encierro de Matilla –su nuevo mentor- que se había escogido para la primera ocasión y tampoco pudo ser con el único lote sin posibilidades del notable encierro de Juan Pedro. Habrá que esperar a Resurrección... o Jerez.

Ateniéndonos al número de corridas toreadas -27 en ruedos europeos- el segundo de la lista es Manuel Escribano que también ha concluido su campaña despidiendo a su último apoderado, el diestro retirado Raúl Gracia ‘El Tato’. La campaña del torero de Gerena ha vuelto a girar en torno a un desagradable percance sufrido en el coso conquense de Belmonte que no tuvo consecuencias más graves gracias al empeño del propio Tato, que forzó el traslado de su matador hasta un hospital de Albacete para determinar la auténtica gravedad de las heridas. Escribano había abierto fuego volviéndose a apuntar a los ‘victorinos’ y los ‘miuras’ en la Feria de Abril. Repetiría con los ‘grises’ en Madrid y Bilbao; también en Logroño donde les cortó una oreja. Fueron, con Zaragoza, los puertos de primera de una campaña basada en ruedos del tercer circuito que, posiblemente, ha hecho replantear al valeroso diestro de Gerena algunos cambios en sus estrategias que van más allá del mero cambio de mentor.

El paso por el ciclo abrileño fue mucho más rentable para Pepe Moral, que había iniciado la campaña de la mano de otro apoderado discutido como Julián Guerra que, ésa es la verdad, le ha firmado la temporada más completa de su vida. El matador palaciego estrenó el año en los madriles, matando una de Victorino. Pero el definitivo despegue llegaría en la Feria de Abril cortando una oreja de peso a la corrida de Las Ramblas y otras dos que estuvieron cerca de ser tres al encierro de Miura, del que se ha convertido en consumado especialista. A partir de ahí, la agenda de Pepe Moral –ha sumado 23 festejos- ha basculado entre los toros de Zahariche, Dolores Aguirre, Partido de Resina, Victorino Marín, Cebada Gago, Celestino Cuadri... Posiblemente ha encontrado su lugar en el mundo aunque su calidad podría lucir perfectamente con otros hierros más apetecibles.

DOS TOREROS EN EL PUNTO DE MIRA

Nos saltaremos el número de actuaciones para destacar el papel de dos toreros que permanecen en el punto de mira de los profesionales y los buenos aficionados. El primero es Pablo Aguado, que cortó una oreja en su alternativa del San Miguel de 2017 volviendo a puntuar en la pasada Feria de Abril. Más allá de esos trofeos queda la sensación de encontrarnos con un torero natural y personal, con forma, fondo y ambición que merece muchas más oportunidades que las que encontró después de su triunfo sevillano. Aguado ha toreado poco, poquísimo, sin estar en boca de todos. El percance de Paco Ureña propició su entrada en la feria de Otoño de Madrid sin pasar por el bombo de Simón Casas. Volvió a cortar una oreja. Ha terminado el año con seis corridas que se han vivido con atención a través de las redes, el tendido virtual. El año que viene tiene sitio en Fallas, Sevilla y Madrid. Se juega todo.

El caso de Juan Ortega, un sevillano formado en tierras cordobesas por sus estudios de ingeniería, es parecido. Andaba ahí, tapado, secretamente apoyado por Pepe Luis Vargas hasta que surgió la oportunidad de mostrar su concepto clásico en la corrida de la Paloma en la plaza de Las Ventas. Cortó una oreja, que sólo le sirvió para sumar otro contrato menor –así está esto de podrido- pero sí supuso todo un reconocimiento y un toque de atención. En 2019 debería estar en Sevilla. Y en muchas plazas más.

EL ÚLTIMO ESTRATO

Más allá de esa cabeza se encuentra El Cid, que lleva varios años navegando lejos de los mejores carteles, apeado del gran circuito y, sobre todo, demasiado distanciado de aquellos años en los que descerrajaba la Puerta del Príncipe de la plaza de la Maestranza y la puerta grande de Las Ventas. El diestro de Salteras ha concluido la campaña con 19 contratos y acaba de anunciar que la de 2019 será su última temporada en los ruedos. El torero estará acompañado en esa despedida de Manuel Martínez Erice, que tratará de rentabilizar esa gira del adiós recuperando el nombre de El Cid en los ruedos que fueron su feudo en sus mejores años. El matador saltereño ha resuelto el año que se va pisando plazas de tercera categoría que sólo ha abandonado para pasar sin relieve por Sevilla, Madrid y Málaga.

Daniel Luque empata con El Cid en número de festejos pero sigue lejos del circuito de las ferias en el que navegó no hace tanto. Logró volver a torear en Sevilla apuntándose a la corrida de Victorino Martín sin que llegara el ansiado aldabonazo. Pasó por Madrid, Dax, Ciudad Real... y logró en Bayona el triunfo más resonante de esta temporada en las afueras. Y en las afueras permanece también, con diez contratos cumplidos, Antonio Nazaré. El matador de Dos Hermanas también se ha movido por carreteras de segunda que, por ahora, le impiden cambiar de órbita.

A partir de aquí la cosa se complica, y mucho. Ahí está el caso de Salvador Cortés que suma dos corridas en ruedos menores y una excursión al Perú más profundo. Dos son también las que ha cubierto Paco Lama de Góngora, que volvió de México dispuesto a recuperar el tiempo perdido. No pasó casi nada en su reencuentro con la plaza de La Maestranza en la tarde de los ‘torrestrellas’ a pesar de apuntar buenas cosas. La temporada, al final, se iba a limitar a otra corrida menor en Santa Olalla de Cala antes de coger las maletas para viajar, como Salvador Cortés, hasta el Perú. Y por allí anda, no sin éxito, el diestro camero Alfonso Oliva Soto que no logró rentabilizar la encerrona en solitario que protagonizó en su pueblo en septiembre de 2017. El empeño no le sirvió para entrar en Sevilla y a partir de ahí, todo se torció. Oliva sólo se ha vestido de luces en una ocasión en España pero ha ido y venido a tierras americanas mientras sigue cifrando en su vuelta a Sevilla la oportunidad para recuperar el pulso perdido.

Por la Feria de Abril también pasó Javier Jiménez aunque, en su caso, también quedaba ya demasiado lejos su gran temporada de 2016. Javier no pasó de discreto con la corrida de Torrestrella y tampoco pudo despegar en Las Ventas. En esa tesitura sólo ha sumado dos contratos más con el papel a la baja. Corre el peligro de situarse en el mismo limbo que atrapa a su hermano Borja, que sólo ha sumado dos contratos en Tafalla y Utiel sin mayor trascendencia. En el mismo estrato hay que situar a Esaú Fernández –recentísimamente casado con la cantante María Toledo- que se ha mantenido activo en el desconocido circuito rural de los festivales aunque sólo ha logrado sumar tres contratos en esta orilla, uno de ellos con los arqueológicos toros de Saltillo en Las Ventas. Hay más toreros en este estante. Como Rafa Serna que, en su primera temporada completa como matador de alternativa, repitió en Sevilla sin terminar de redondear con las reses de La Palmosilla y aún cubrió dos corridas más en Santa Olalla y Utrera. Acaba de romper con José María Almodóvar. Las cosas se ponen cuesta arriba...

La lista de toreros sevillanos que torearon al menos una corrida en la temporada 2018 se completa con los tres que cambiaron de escalafón. El primero de ellos fue Miguel Ángel León, penúltimo eslabón de la cantera taurina de Gerena, que se doctoró con éxito en Valdemorillo a comienzos de febrero. No ha vuelto a vestirse de luces desde entonces. También se hizo matador el torero coriano Mario Diéguez en otra plaza de tercera, la de Zalamea la Real, escuchando los tres avisos. El trío de toricantanos lo cierra Alfonso Cadaval, que cambió de escalafón en la plaza de la Maestranza, con un cartel de campanillas y loable dignidad. Los tres, ésa es la verdad, tendrán que esforzarse a tope para salir a flote.

No nos hemos olvidado. Áun nos quedaba un torero que no cuenta en balances y estadísticas. Es Pepe Luis Vázquez, que volvió a vestirse de torero hace dos semanas justas para amparar un nuevo paso profesional de su sobrino Manolo. Fue en una corrida mixta celebrada en Osuna que mostró que la dureza de la profesión suele estar por encima de los sentimientos. Pepe Luis se llevó una soberana paliza de su segundo que no le impidió estar puesto y dispuesto a los seis días para cumplir con la hermandad de la Macarena y sus obras. Sería un bonito broche a estos dos años de propina en los que logró una de sus mejores obras en la plaza de Granada.