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Actualizado: 27 sep 2016 / 10:31 h.

La carrera de Madrid se llena de sorpresas...

Se había quejado en público y en privado de las condiciones del pliego de condiciones para gestionar la plaza de Las Ventas. Aseguraba que no concurriría a la licitación pero el factor sorpresa y el manejo de los tiempos -y quizá de la información- le permitió destrozar el escenario preparado para consagrar la continuidad de José Antonio Chopera, en inesperada alianza con el multimillonario mexicano Alberto Bailleres ¿Contaba Simón Casas con una garganta profunda para mejorar la oferta del tándem Chopera-Bailleres? Apuesten a que sí; no es difícil ponerle nombre. En algunos despachos había escocido esa alianza sorpresiva del todopoderoso empresario azteca que, en un principio tenía otra dirección aunque apellidos muy parecidos. También se habla de otros vericuetos escandolosos en los que es mejor no entrar y salir... por ahora. El caso es que la oferta del francés, aliado con la agencia de viajes Nautalia, ha destrozado los números de los Choperitas, aferrados a los mínimos del pliego con la suficiencia del que ya se daba por ganador. Se va a formar un lío gordo en la trastienda. Pero le tienen que dar la plaza a Simón. No queda otra.

El veranillo del membrillo cierra el abono

Por cierto que el francés recogía con sonrisas panorámicas los saludos de las tribus del toro en la Puerta del Príncipe. Fue en la recentísima feria de San Miguel, que ha cerrado con brillantez el abono de la reconciliación: un torero emergente, Javier Jiménez, ha dado un nuevo paso en su particular escalada. Morante toreó con mimo a un toro de compleja embestida sin encontrar eco. Ureña, con la suerte de espaldas, dio la cara. Pero lo más importante, también el ganado más potable, llegó en la segunda tarde. Si Castella había logrado romper su maleficio en esta plaza acariciando la Puerta del Príncipe, Manzanares volvió por sus mejores fueros cincelando un faenón que hizo rugir el tendido. Esa misma tarde se pudo ver a un atorado Simón que, con la estadística a favor, concluye la campaña tocado del ala. Las orejas que se cortaron o se dejaron de cortar las dejamos para el gato y el absurdo reglamentismo que jamás podrá calibrar el entusiasmo que nace de la emoción. Lo dejamos ahí pero sí hacemos una reflexión final: las dos magníficas entradas registradas en ambos festejos confirman el poder de convocatoria de Morante y Manzanares pero también consagran la llegada de un tiempo nuevo. Se trataba de dos carteles abiertos, completados con toreros emergentes que también han resistido el duro fielato de la taquilla y hasta de la devolución a la que daba derecho la ausencia de Roca Rey. Ni entramos ni salimos en las cuentas de la empresa Pagés pero seguro que Ramón Valencia ha tomado buena nota para la próxima Feria de Abril.