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Actualizado: 28 dic 2017 / 10:39 h.
  • Reyes de la Lastra liada en un capote de paseo en la calle Mateos Gago. / Antonio Delgado-Roig
    Reyes de la Lastra liada en un capote de paseo en la calle Mateos Gago. / Antonio Delgado-Roig

El toreo no es una disciplina artística más. El toreo es el gran arte. Así, sin tapujos, define la pintora sevillana Reyes de la Lastra este arte que ocurre cuando el hombre conduce y templa la embestida de un animal bravo ayudado simplemente con un instrumento textil. Para Reyes, el toreo es el arte del momento, algo que ocurre en un abrir y cerrar de ojos, el que está ahí pero ya se ha ido, el que queda en la retina y perdura para siempre.

A la artista le llegó la afición taurina por sus antepasados ganaderos. La ganadería Salas que tanto gustaba a Joselito el Gallo pertenecía a su bisabuelo Felipe Salas y aunque ella ya no vivió aquella época, se crio en una casa de Alcalá de Guadaíra repleta de cabezas de toros en cuyas placas se rememoraba el gran juego que habían dado y cuántos caballos se habían llevado por delante en el tercio de varas. Al contrario que a muchos niños, no le daba ningún miedo y miraba embobada a esos animales al tiempo que escuchaba como en su casa continuamente se mentaba al inigualable Gallito, la relación tan cercana que había tenido con su familia y lo habitual que era que fuera a la finca San Andrés, en el pueblo de Bornos, a tentar las hembras de la camada.

Casi sin darse cuenta, Reyes se había hecho aficionada y siempre que podía intentaba que su padre la llevara a la plaza de los toros. Iba desde tan pequeña que sus primeras tardes las recuerda muy vagamente. No olvida con cariño la estampa que se daba en su casa de Alcalá cuando televisaban una corrida en la que se anunciaba Manuel Benítez El Cordobés. En aquella España todavía en blanco y negro no eran muchas las familias que tenían un receptor de televisión, por lo que las animadas reuniones en casa para ver al fenómeno de Palma del Río formaban una escena más que costumbrista en las que no faltaba ni el médico del pueblo.

Con el paso de los años, Reyes siguió viendo y viendo toros y dado su faceta artística es habitual que en sus obras pictóricas incluya alguna referencia a la fiesta de los toros. La fuerza visual de un festejo taurino es de tal calado para ella que lo importante es asistir, sea cual sea el cartel, y disfrutar desde el primer minuto hasta que el último de los coletas sale por el patio de cuadrillas, nunca antes. Sentarse en cualquiera de los tendidos de la plaza antes de que arranque el paseíllo y disfrutar de la música, de las gentes, de los contrastes de luces y sombras, del colorido y brillo de los trajes de luces, de la arquitectura de la plaza, de los caballos y mulillas y, por supuesto, del toro bravo, es para ella uno de los espectáculos más maravillosos que se pueden ver en todo el mundo. Por ello son más que habituales sus referencias taurinas en sus cuadros y sus citas del arte de Cúchares en sus escritos y textos de los catálogos de sus obras.

Una cosa que sí tiene muy clara Reyes es que en cualquiera de los tendidos de la plaza de Sevilla se aprende de toros escuchando a los que saben. Ya sea en la sombra o en el sol, más arriba o más abajo, siempre le gusta escuchar de los que más saben aunque como dice el dicho popular, de toros no llegan a saber nunca ni las vacas. También tiene Reyes como una de sus grandes máximas taurinas que todo aquel que se pone el traje de luces y se pone delante de un animal que le puede quitar la vida merece el máximo respeto del mundo. Guste más o guste menos, toree mejor o toree peor lo primero es quitarse el sombrero ante un gesto de valentía que siempre tiene la finalidad de crear una obra de arte.

Para la pintora, uno de los máximos exponentes actuales del arte de torear es José Antonio Morante de la Puebla, aunque las últimas actuaciones del cigarrero no hayan sido las mejores, Reyes lo está esperando, porque la forma que tiene Morante de llenar la escena y componer la figura no está al alcance de cualquiera. Una vez le dijo Manolo Cortés que Morante era como él concebía el toreo, y ella comparte esa opinión. Tiene en su mente retratarlo. Pero ahora mismo no es el momento. Lo está esperando, a ver cómo vuelve. Cosas de artistas.