Conocer el yacimiento arqueológico de Munigua merece la pena llegar hasta él aunque sea pedaleando. Y si a la vuelta el premio es un suculento potaje minero, el esfuerzo está más que compensado. Por ambas cuestiones –junto con los muchos alicientes más que ofrece– año tras año la Subida Cicloturista a Munigua es un multitudinario evento que aúna deporte, turismo, naturaleza y ocio. Y de una forma tan exitosa que este próximo domingo 11 de marzo cumplirá su vigésima tercera edición.
Esta prueba –una marcha ciclista no competitiva, lúdica y recreativa– permite conocer en un paseo a dos ruedas el rico entorno natural que el río Huéznar crea a su paso por la localidad. Pero su itinerario lleva también a admirar el patrimonio industrial, legado del pasado minero, y la propia arquitectura local. Un pueblo de nueva planta con aires regionalistas surgido en torno a la explotación de las minas. Y como culminación del itinerario, el impresionante conjunto arqueológico de Munigua, la próspera ciudad romana surgida junto a las antiguas explotaciones, situada a 8 kilómetros del pueblo.
La marcha está dirigida tanto a deportistas como a aficionados, pero igualmente a personas sin preparación física e incluso a familias que quieran pasar un día de ocio y naturaleza. Por ello se ofrecen dos rutas. La primera de ellas, dirigida a ciclistas experimentados, hará un recorrido de 34,14 kilómetros, con un nivel medio alto. La segunda ruta, denominada familiar, consta de 21,77 kilómetros, con nivel de dificultad bajo y ritmo más pausado, dirigida a personas de todas las edades. En ambas el recorrido es circular y habrá puntos de avituallamiento. Al darse prioridad al disfrute del itinerario y no al tiempo empleado en la carrera, a lo largo de los dos circuitos se establecen paradas de reagrupamiento, que se aprovecharán para conocer los enclaves turísticos y naturales. Una de ellas, como no, estará en Munigua.
Porque aunque el deporte es uno de los protagonistas principales de este evento, la estrella es, sin duda alguna, el conjunto arqueológico. Se trata de una ciudad de época romana, habitada entre el siglo IV antes de Cristo y el IV de nuestra era. Un asentamiento creado para la gestión de las minas de hierro y cobre, que la convierten en una floreciente urbe. Erigida aprovechando la orografía y construida a base de terrazas, contrafuertes y rampas, muestra una configuración excepcional y poco usual en las ciudades romanas. El agotamiento de las minas la hizo entrar en declive hasta que fue abandonada. Pero desde su ruina, aún sigue sorprendiendo con la monumentalidad de su santuario, en la parte más elevada, y sus valiosos restos.
Poder participar en esta prueba está al alcance incluso de los antiguos moradores de Munigua, si dispusieran de bicicleta. Porque la cuota de inscripción son solo 1,80 denarios –en un guiño al pasado romano– y comprende dorsales, avituallamientos, seguro personal y la degustación del potaje minero como premio para todos los participantes –150 en cada categoría como cupo máximo–. Además, se entregarán trofeos a los más veteranos y los más jóvenes que completen el recorrido, a la persona que venga desde más lejos, a la primera inscrita, al club más lejano y al que más participantes ha inscrito. El club juvenil de Montequinto; el Alacrán Biomecánico de Sevilla; el club La Vega de San José de la Rinconada; Quedamos los Domingos de Alcalá de Guadaíra; Los Alcores de Mairena del Alcor; El Gallo de Morón de la Frontera o el club Al-Kalat de Alcalá del Río son algunos de los habituales y que ya están inscritos para esta edición.
Pero no solo de Roma y de potaje se vive. El deporte es salud pero también el ciclismo es la excusa. Pasar un día de ocio y naturaleza bien merece desembolsar dos denarios. El edificio del Ayuntamiento, antiguo colegio, y la vecina iglesia de San Fernando serán otros de los puntos de interés por los que las rutas discurren. En la parte urbana del recorrido se visitará también el barrio francés y sus vistosas casas donde habitaron los ingenieros. La chimenea, la cabria de extracción, la sala de calderas, los depósitos y la central eléctrica del Pozo 5 de las Minas de la Reunión, legados de un pasado vinculado como Munigua a las minas, también podrán ser contemplados en el recorrido. Y, por supuesto, el Huéznar y el arroyo Tamohoso, el lago del Mirador, el puente de hierro y los caminos y senderos por los que se desarrolla el resto de la prueba. Unos paisajes entre la Vega y la sierra, entre fincas agrícolas y ganaderas. Un conjunto natural apto para ser disfrutado con actividades como esta, de bajo impacto ambiental.
La salida y la meta se establecen en la ribera del Huéznar. El ambiente festivo será la guinda perfecta para un día de convivencia. Y como en fiestas grandes, como el día de la Patrona, se degustará el plato más destacado de la gastronomía local. Porque un plato tan reconstituyente y un entorno tan sorprendente, salpicado de tantos puntos de interés, bien merece varias horas de pedaleo.