155 y punto

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21 oct 2017 / 21:17 h - Actualizado: 21 oct 2017 / 21:17 h.

Dijo este viernes Antonio Tajani, presidente del Parlamento Europeo, que «cuando el Tribunal dicta una sentencia, se aplica y punto». Se refería al Tribunal de Justicia de la Unión Europea, pero en su ánimo estaba extenderlo a todos los tribunales. Como buen conocedor del sistema jurídico de la Unión, es consciente de que las manos y los pies del Tribunal europeo son los jueces nacionales incluidos, claro está, las altas jurisdicciones constitucionales. De modo que el guiño al presidente del Gobierno español, era en realidad un autoguiño, porque si las decisiones de los tribunales españoles se dejan de cumplir, olvídense de que la Unión Europa pueda sobrevivir como comunidad libre de derecho –una expresión esta última con la que se pretende resumir todo lo que tenemos de civilización avanzada–. La UE no tiene policía para hacer efectiva las resoluciones de su único tribunal, pero los Estados sí, y miles de jueces.

Sustraerse deliberadamente al derecho y convocar a su vez a todos los demonios es parte de un mismo y terrible acto. Solo a través de las normas podemos convivir con nuestros semejantes en paz y seguridad. Por esta razón, decir que lo ocurrido en el Parlamento de Cataluña los días 6 y 8 de septiembre fue un golpe de estado deliberado y consciente, no es una afirmación gratuita. Un golpe que se consumó el día en que, pese a las decisiones del TC, el Gobierno de la Generalitat decidió tirar hacia delante y convocó el referéndum. Llegados a este punto, sólo quedaban dos opciones: o se daba marcha atrás o se saltaba a un sumidero de dolor que el independentismo ha planificado con placer. Se eligió la segunda, la llamada del martirio.

Porque el derecho, como todo sistema, tiende a protegerse para sobrevivir, aunque para ello tenga que desnudarse durante un tiempo para al cabo recuperar su humana figura. Detrás del punto de que hablaba Tajani no viven inocentes, de modo que nadie se llame a espanto y no permitan que nadie lo haga ¿Acaso esperaban que el Estado no se defendiese con toda su energía? ¿Nos tenemos que creer que el artículo 155 CE era un precepto blando? «Las medidas necesarias» frente a quien pone el interés general de España en jaque son todas las medidas necesarias (contando con que la expresión ya contiene su carga de estricta proporcionalidad, además de que la Constitución es de por sí un límite, pues regula lo que de otra forma se resolvería invocando un etéreo estado de necesidad).

Así que 155 y punto. ¿Pero qué hay detrás de este? Si no es la vuelta a la razón, a la normalidad, solo queda el abismo y, para salvar nuestras almas, el arte. La política lo es.