Los medios y los días

8-M: cuenta atrás (3)

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07 mar 2019 / 08:10 h - Actualizado: 07 mar 2019 / 08:16 h.
"Los medios y los días"
  • 8-M: cuenta atrás (3)

Cualquiera habla ahora sobre el 8-M proyectando una opinión que levante en las mentes líderes del feminismo una pizca siquiera de sospecha de machismo o anti-feminismo, algo que no es difícil ya que tan cierto es que observo una clara discriminación de la mujer como unos síntomas evidentes de paranoia persecutoria y victimismo en no pocas personas impulsoras del movimiento liberalizador femenino. Hablar ahora con claridad, ¡en vísperas de tres elecciones! ¡Silencio, se vota! ¡Y haberse acojonado a causa de las acciones que hubo que emprender contra Franco para llegar ahora a esto! ¡Manda huevos! El generalísimo con el macho ibérico de pelo en pecho, “el hombre, como el oso, mientras más feo, más hermoso”, Manolo Escobar peleándose con la novia porque no quería que a los toros fuera con minifalda y las feministas guay de ahora acusándote de micro-machismos y macro-machismos cuando menos te lo esperes.

Como esas mujeres feministas me hablan de revolución y eso va a ser complicado en un mundo capitalista, he pensado que tal vez persigan una revolución parecida a la bolchevique. Con motivo de las manifestaciones del 8-M de 2018, a un señor llamado Álvaro Corazón Rural se le ocurrió indagar desde las páginas de la revista Jot Down en la situación de la mujer en la antigua Unión Soviética. El hombre se esforzó para que no pareciera que en la URSS la mujer estaba mejor que en los países capitalistas, a ver si se iba a contagiar alguien de comunismo. Se limitó casi a escribir números y más números, no se detuvo en la cantidad de guarderías y otros servicios que se implementaron en pro de la familia. Claro, es que Jot Down se distribuía con El País y a ver si íbamos a tener un disgusto (ya la pobre Jot Down está agonizando).

Pero no tuvo más remedio que constatar datos como estos: “En 1970 un 51 por ciento de los asalariados eran mujeres. Se partía de que, a finales del siglo XIX, un 55 por ciento de las mujeres eran sirvientas, un 25 por ciento granjeras y un 13 por ciento asalariadas. En 1989, un 48 por ciento del total de asalariados soviéticos eran mujeres. Un 60 por ciento de los ingenieros eran mujeres, un 87 por ciento de los economistas, un 70 por ciento de los médicos y profesores y un 90 por ciento de los bibliotecarios. No obstante, en el mundo académico solo un 13 por ciento eran doctoras. Había un embudo o techo de cristal en los altos niveles profesionales”. ¡Vaya! ¡Menos mal! ¿No veis como los comunistas también son como los machistas capitalistas, españoles o no?

Más datos del señor Corazón Rural: ”En los setenta hubo un 31 por ciento de diputadas en el Sóviet Supremo. Un 30 por ciento en el Consejo de la Unión, un 31 por ciento en el Consejo de las Nacionalidades y un 34 por ciento en el Sóviet Supremo de cada república. Un porcentaje abrumadoramente superior al de diputadas en las democracias occidentales de entonces”. Sin embargo, qué asco, aunque la URSS llevaba en pie sólo desde 1917 y tuvo que soportar una guerra civil y dos mundiales mientras que Occidente, que era el mundo libre, gozaba desde el siglo XVIII de mucho más bienestar, en la URSS seguían con las brechas salariales, el techo de cristal y el diabólico Stalin jodiendo, como siempre. Por tanto, no se aconseja a las mujeres feministas que tiren por ahí.

¿Por dónde, entonces? ¿Por el PSOE y Podemos? ¿Tienen dinero para lograr la igualdad?, ¿tienen poder real para hacerlo?, ¿mandan de verdad o únicamente gobiernan, cautelosos y sumisos? Las deudas pública y privada habrá que pagarlas manteniendo los derechos ya logrados, la Inteligencia Artificial apunta a un mundo post-humano en el que no tendrán cabida muchas personas, hombres y mujeres. El Economista ha advertido: en pocos años (algunos visionarios dicen que incluso antes del año 2025) la mayoría de puestos de trabajo serán absorbidos íntegramente por la robótica y la inteligencia artificial”. La depresión para ese año será una especie de epidemia -no me extraña- el estrés se somatiza cada vez más, los suicidios aumentan entre los jóvenes... ¿De esto no se habla? La mujer puede exclamar como aquel personaje de la película Aterriza como puedas: “¡Escogí un mal día para dejar de fumar!” (por cierto, debería excluir de su revolución su excesivo tabaquismo, si se me permite el consejo y no es un micro-machismo).

La primera mujer ministra y diplomática de la historia –con Lenin- fue Alexandra Kollontai que abominada de la palabra feminismo y aunque criticaba la postura preeminente de los varones en la URSS, no se le pasaba por la cabeza una revolución sin la unión entre hombres y mujeres, ¡creía en el amor y en la familia! Leer su libro Marxismo y revolución sexual es revelador. Qué divertidas estas tendencias de algunas feministas de ahora: los niños con los niños y las niñas con las niñas, como en el franquismo, sólo que en estos tiempos la revolución debe consistir en eso o en estar bajo sus directrices. Pero, entonces, ¿de qué estoy siendo testigo?, ¿de una revolución o de una neo-revolución por sustitución de géneros y roles? En realidad, la pregunta es también ésta: ¿qué es el hombre?, ¿quién es el hombre?