Quien no haya caído en algún bulo en internet que tire la primera piedra. Muchos nos tragamos lo primero que aparece en redes sociales y ya empieza uno a cansarse de las llamadas fake news o noticias falsas. Porque lo primero que te dicen cuando picas es que deberías haber contrastado la información. A ver, eso está muy bien cuando uno es periodista, para que no te la cuelen al dar una información. Pero si eres un simple mortal, usuario de redes sociales o prensa, la cosa cambia.
Quien tiene que hacérselo mirar es el periodismo, porque me niego a tener que estar contrastando cualquier cosa que aparece. Porque, sencillamente, no habría horas del día para tal misión.
Hace años lo que había que hacer era escuchar o leer la misma noticia en varios medios y sacar tu propio enfoque de la misma. Hoy eso es imposible. Y no hablo de las fake news lanzadas por particulares. Hablo de noticias falsas o sesgadas lanzadas por los medios de comunicación, donde ya cada cual trata de arrimar la sardina a su ascua, importándole un pepino la ética periodística.
Evidentemente no son todos, pero haberlos haylos. Y más de los deseables. El periodismo se ha prostituido. A la prensa se le presume la verdad. Evidentemente una verdad condicionada por su línea editorial, pero verdad al fin y al cabo. No es lo mismo no contar lo que no interesa que decir mentiras sobre ello. Así que quien debe hacer un examen de conciencia severo es la prensa. Ya esta bien de flagelarnos por los pecados de los demás.