Abusar violando

Image
29 abr 2018 / 20:48 h - Actualizado: 29 abr 2018 / 20:48 h.

Ejercer el acto con violencia es lo que determina la diferencia entre el abuso o la violación sexual. Parece que cinco tíos como chopos llevando a cabo un acto sexual contra el consentimiento de la víctima no es violación porque ella, una chica de diecisiete años, no se resistió lo suficiente, ni manifestó de forma clara su rechazo a eso que allí estaba ocurriendo. Eso es ser penetrada por cinco tíos embrutecidos, contra su voluntad, y eso es lo que dice el tribunal que no es violación.

No me cabe duda de que si el tribunal sentencia de esa manera es porque puede hacerlo, porque la interpretación de la ley permite determinar que los hechos juzgados son un abuso y no una violación. No dudo tampoco que la línea de delimitación de ambos delitos no es nítida y que cabría otra interpretación en la que se entendiera que existió violación. Y aquí es donde está el problema, aquí es donde las mujeres quedan indefensas y donde los delincuentes encuentran las atenuantes a su delito, precisamente en la reacción de la víctima. El estado de shock que paraliza a la víctima, que la víctima tema por su vida y no reaccione por miedo o que una adolescente caiga derrotada ante el jolgorio sexual de unos embrutecidos juega a favor del delincuente si los jueces entienden que no hay intimidación, ni rechazo. No es violación sentencian.

La sociedad está indignada porque se humilla a la víctima con unas interpretaciones judiciales que en algunos casos son insultantes. «Ni sintió dolor, ni daño», sólo faltó que dijeran «tan sólo la estaban follando contra su voluntad, no es para tanto»