La vida del revés

Adiós, planeta, adiós

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08 may 2019 / 08:00 h - Actualizado: 08 may 2019 / 00:17 h.
"Opinión","La vida del revés","Cambio climático"
  • Basura llevada por el mar hasta la playa. / EFE-Larry W. Smith
    Basura llevada por el mar hasta la playa. / EFE-Larry W. Smith

El Homo Sapiens está sobre la faz de la Tierra desde 200.000 años atrás. Algunas teorías afirman que son 300.000 años. Y en los últimos 125 años el Homo Sapiens, es decir usted y yo, ha destruido más su entorno que en todo el tiempo anterior. El destrozo está siendo brutal y nadie sabe cómo parar el problema. La velocidad a la que estamos acabando con la Tierra es pavorosa.

El informe de la Plataforma Intergubernamental sobre la Biodiversidad y los Servicios Ecosistémicos (IPBES), que se presentó el lunes pasado en París, no deja lugar a dudas: o frenamos o esto no tendrá solución en menos tiempo del que podemos llegar a imaginar. Según esa plataforma, nunca antes se había producido algo parecido. De los ocho millones de especies animales y vegetales existentes, un millón se encuentra en peligro de extinción. Y la desaparición de muchas de ellas se podría producir en unas décadas.

El informe no incluye al ser humano como animal en peligro de extinción. Un error. Porque si destrozamos nuestra casa, si eliminamos la posibilidad de conservar el planeta Tierra como lugar para vivir, el Homo Sapiens estará condenado a desaparecer. Les recuerdo, otra vez, que los Homo Sapiens somos ustedes y yo mismo; no son unos bichitos que viven debajo de los champiñones.

Arrasar el planeta como lo estamos haciendo afecta, por ejemplo, a la economía, al clima o la desertización. Y eso nos impide luchar contra las desigualdades, contra la pobreza, contra los movimientos migratorios desordenados y mortales para millones de personas, contra las enfermedades conocidas y por descubrir (la cantidad de recursos que ha proporcionado la propia naturaleza en materia farmacéutica es asombrosa), contra la falta de agua o el sostenimiento de las ciudades.

Aunque el informe de la Plataforma Intergubernamental sobre la Biodiversidad y los Servicios Ecosistémicos (IPBES) no incluye al ser humano en la lista negra de seres en peligro de extinción, todo apunta a que pintan bastos. Es posible que nos queden unos cientos de años, pero a este ritmo la Tierra no podrá resistir mucho más. Nos estamos cavando nuestra propia tumba y pensar que este es un problema que tendrán que resolver los hombres y mujeres que vivan dentro de trescientos o cuatrocientos años, es una necedad. Se trata de no generar el problema, de no agravarlo.

Nuestra casa merece todos los cuidados posibles. ¿Qué hace falta que ocurra para que nos tomemos en serio el problema más agudo de los que ha tenido que afrontar la Humanidad?