Alarma eléctrica

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28 ene 2017 / 17:09 h - Actualizado: 28 ene 2017 / 20:17 h.

Qué os creéis que me ha pasado? Ayer por la noche cuando fui a poner la estufa, me pidió la última nómina y dos avalistas». Más o menos con este mensaje circula por las redes un chiste que se toma a broma la subida del precio de la luz coincidiendo con los días de mayor demanda a causa de la ola de frío que hemos sufrido. Vaya por delante que yo no entiendo mi recibo de la luz y que no me he tomado ningún interés en entenderlo. Digan lo que digan las asociaciones de consumidores, tengo yo muchas cosas por leer y por estudiar antes que ese galimatías pensado expresamente para que perdamos el interés en indagar. Mi interacción con el recibo de la luz se limita a ver cuánto me cobran y consecuentemente ir apagando luces por casa como una posesa y llenar la lavadora hasta la corcha. Ahora bien, también creo que votamos, cumplimos nuestras obligaciones como ciudadanos y pagamos puntualmente nuestros impuestos para que haya mecanismos suficientes que nos garanticen que ninguno de éstos que nos tienen en sus manos abusen de nosotros más de lo necesario.

Y a ese derecho me acojo. La Fiscalía del Tribunal Supremo, por propia iniciativa, en una investigación de oficio sin que exista una denuncia previa (una actuación de la que apenas constan precedentes), ha abierto una investigación para determinar con detalle cómo funciona el mercado de la electricidad y si la subida en plena ola de frío se debió a una manipulación de los precios. Ole ahí la Fiscalía. Esperando estoy el resultado de esta investigación con el mismo interés con que esperé la publicación de El amor en los tiempos del cólera cuando García Márquez anunció que estaba escribiendo una historia romántica. Apostada frente a los medios de comunicación hasta que publiquen el dictamen de los señores del Supremo. Eso sí que lo voy a entender.

Por algo se empieza. Dicen que las empresas eléctricas «están preocupadas» por la alarma social que ha desencadenado la brutal subida del precio de la luz en los días de mayor demanda. Algo es algo. Por lo menos que se preocupen. Y llamar alarma a lo que hemos sentido los consumidores es poco, ya les aviso. El precio del megavatio/hora se ha puesto en el triple de la media así como quien no quiere la cosa. El triple. Cuando no se puede una despegar del brasero porque tiene pingüinos andando por el patio.

Pero a ver, que no nos enteramos: en el precio de la luz intervienen la demanda, el clima, los impuestos, los precios del petróleo, la gran industria nacional (que cobra por parar su actividad en los momentos de mayor demanda para evitar sobrecargar el sistema), el estado de alerta permanente de las centrales de gas, las centrales nucleares de Francia y la madre que los parió. Fácil no lo tiene la Fiscalía.

De momento, la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) asegura que no existen indicios de que el incremento de precios registrado en los últimos días haya sido manipulado, aunque con tantos actores en liza sucede como con los intermediarios, que todos quieren sacar tajada. Así que los fiscales del Supremo tienen trabajo por delante, pero de todos modos yo les agradezco la intención, porque han asumido la representación del único factor que se halla indefenso en todo este entramado: el consumidor. Un cliente que paga un servicio para el que no tiene elección, ni alternativa, ni nadie que le escuche. ¿Qué leyes del mercado se cumplen en esta relación? Ya lo dicen las leyes físicas: la energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma... en dinero para el que la suministra.