¡Alegría!

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12 may 2019 / 06:30 h - Actualizado: 12 may 2019 / 06:30 h.
  • ¡Alegría!

Cuando en feria se cae un catavino de rebujito, hay dos tipos de reacciones: hay quiénes se enfurruñan al grito "¡pero mira como me has puesto!" (aguando la diversión) y quiénes exclaman "¡alegría!", permitiendo que la fiesta siga (incluso fomentándola). Fíjate como de un hecho tan sencillo (la caída de un catavino) se puede sacar una pequeña radiografía del carácter de una persona.

El alquimista de circunstancias

La persona que grita "¡alegría!" apuesta por darle un empujón a la energía (a la de la circunstancia, a la suya propia y a la de quiénes les rodean), desdramatiza, tira de iniciativa y se convierte en todo un alquimista de circunstancias: no permite que su pasión quede rancia y con mano izquierda y mucha constancia, da la vuelta a la situación.

Ese alquimista de circunstancias es el que tiene la habilidad de convertir el "PLOMO" (el PLOff de la MOtivación) en "ORO" (la Osadía que Renueva el hOy), ésa es la auténtica joya y el legado de las personas "¡alegría!": esa iniciativa entusiasta que hace renacer el momento, rompiendo el cemento del "bajón".

¡No te rompas!

Todos hemos tirado un vaso alguna vez, como resultado del accidental empujón, a veces sólo se derrama el contenido pero, en otras ocasiones, puede romperse hasta el cristal, no quedando ni rastro del recipiente... En esos momentos, es fundamental tener una actitud inteligente y tener claro que, lo verdaderamente importante, es que no te hayas roto tú.

Las cosas se pueden reponer, pero tú eres de edición limitada. Por eso es crucial saber relativizar en el instante en el que se cae el vaso: sí, se ha derramado todo, hay que llenarlo de nuevo pero no, no es un fracaso sino un punto de inflexión que da paso a tu superación, el nutriente de tu visión...

El mundo no es perfecto... ¡es real!

Así es, los imprevistos te enseñan que no vives dentro de un anuncio, que las cosas no están estudiadas al milímetro, que no estás dentro de un cuadro donde cada pincelada cuadra... ¡Esto es genial! porque sí, el mundo no es perfecto, pero ¡es REAL!, lo que te da la oportunidad de convertirte en todo un REpartidor de ALegría. Y es que cuando el cuadro está vivo, cuando "la cosa es de verdá", es cuando las emociones empiezan a aflorar: es el instante en que se revela tu verdadera identidad, anunciando al mundo de qué pasta estás hecho.

La próxima vez que seas testigo de cómo un vaso o la circunstancia se desparrama, antes de reaccionar, respira unos segundos, renueva tus ganas y pregúntate: y tú, ¿qué haces cuándo se cae el catavino? de tu respuesta dependerá que seas el dueño de tu destino...