Tres cuadros de gran formato, un cartel de Fiestas Primaverales también de grandes dimensiones y un capote de torero pintados por ella, son las obras cinco que ha presentado Alexandra del Bene en la Taberna del Alabardero de Sevilla. Los tres lienzos, forman parte de la serie que le dedica a la baraja francesa representando a las cuatro damas que se corresponden con los cuatro palos. También de la inglesa: corazones, diamantes, trébol y picas, faltando ahora sólo el de picas.
Para la representación simbólica de estas cartas, en primer lugar ha recurrido a un eje de simetría horizontal, a través del cual ha duplicado inversamente los rostros de las figuras sin que necesariamente sean especulares: una es rubia y otra morena por ejemplo, o una de “ascendencia” pictórica española y la otra italiana, inspirada en Mariana de Austria o Las Meninas, o en Simonetta, la representación alegórica de la primavera.
En segundo lugar, Alexandra las distingue incorporando en cada una serie de símbolos parlantes que distribuye alrededor e interior de cada cuadro, y que pueden aludir al significado que se le otorga a estas, pero también a algunos personales, como pueden ser la juventud, el amor, la belleza, el éxito, etc. En tercero, se hace evidente en ellos que Alexandra no ha escatimado técnicas, haciendo un derroche de todas las que sabe: desde la pintura mural al fresco, pasando por los grafitis callejeros, hasta llegar a la pintura acrílica, que es lo que presenta ahora. Y en 4º lugar y en relación con lo anterior, destaca la destreza que tiene en cuanto a la aplicación de los colores con pinceles, espátulas, directamente del bote de spray, utilizando plantillas o superponiendo todas estas técnicas en capas.
Alexandra llegó a Sevilla un buen día de 2010 después de haber viajado, estudiado y residido en su Italia natal, Los Ándeles o Nueva York (U.S.A.), Pondicherry (India) y una extensa serie de ciudades y países que han contribuido a su amplia formación artística y para que pueda atreverse a resolver, los más complicados retos que se le pongan por delante: desde las persianas metálicas de la calle, las paredes y techos de palazzos y villas de la Toscana, a cualquier tipo de soporte incluido como vemos los capotes.
Llega a Sevilla y se identifica diría que al 100 x 100 con nuestra cultura étnica y popular: la Feria, las corridas de toros, el Rocío, el fútbol, las cofradías, y empieza a tomar contacto con el ambiente al tiempo que va recibiendo encargos para decorar fachadas de establecimientos comerciales: restaurantes, farmacias, tiendas, guarderías,...pues nada parece que se le resiste. Tampoco la valentía con la que se ha acercado a los carteles para anunciar las Fiestas de Primavera, los taurinos, e incluso el diseño de portadas para la Feria.
En cuanto al estilo, puede decirse lo mismo que venimos diciendo hasta ahora: la mezcla de todo lo que ha aprendido, la síntesis que hace de la pintura italiana renacentista, la barroca española, la cultura pop, la costumbrista y romántica de Sevilla, hasta el cubismo de Picasso.
Grandes formatos, pincelada suelta, integración de pintura figurativa con la representación geométrica de la cerámica del Alcázar, con la abstracción expresionista de las manchas, con los retratos sacados de Boticelli o de Velázquez,...todo eso y más es lo que puede reflejarse en estas 5 piezas. Y bien, dicho esto, sólo me queda decir que: ¡Hasta la próxima, Alexandra!