Amigo es algo más

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09 jun 2018 / 23:00 h - Actualizado: 09 jun 2018 / 23:00 h.
"La trastienda hispalense"

En el hospital de San Juan de Dios se ha muerto Fernando Rivero Soriano, Er Fenani, un personaje popular de los que Sevilla siempre tuvo por sus barrios y arrabales, por sus casas de vecinos y corrales... Y hablo de personajes, con letras mayúsculas, como este parroquiano del barrio de La Viña, una especie de pedanía de la Calzada, que nació con la picaresca del toco mocho en sus venas y que cantaba por calles y plazas, tabernas y tablaos, su propia vida de cantaor tieso al que nunca le faltó el plato caliente, la copa en la mano, el cigarrillo en sus labios y la gracia en sus coplas para conquistar la vida, día tras día, desde que abrió los ojos al mundo hasta que murió, maldita sea, frente al campo del Sevilla FC, porque béticos, béticos, he conocido y conozco a muchos, pero hacerse un traje a medida, en los años 60, de rayas blancas y verdes, que completaba con una corbata verde y un escudo del glorioso Real Betis sobre el bolsillo de solapa, jactándose sobre sus pasos, por la calle Oriente, de su mayor debilidad, era una locura heroica del Fenani para la que había que tener más valor que El Guerra.

Imaginaros a los pícaros de Cervantes en sus novelas ejemplares y veréis la reencarnación de Rinconete, Cortadillo o Ganchuelo en aquel repartidor de pan que, como él mismo contaba, trabajó menos que un espía sordo. Lugarteniente del Chato, correveidile de San Ignacio y San Benito, pilatero hasta los huesos y apasionado de Marifé de Triana y de Miguel de Molina, era colega de todos y a todos nos abrigaba de cariño, su compañía.

Porque amigo es algo más que el que te den la mano, amigo es algo más, a veces, más que un hermano, de igual manera que el cielo con las estrellas, el invierno con el sol, la patria con su bandera, la pasión con el amor, abril con la primavera, la verdad con el honor, la noche y la luna llena, la fe con la creación, el niño con su inocencia, el preso y la libertad, la esperanza y la paciencia, el pescador con el mar, el campo seco y la lluvia, la guitarra y el cantor, el poeta con sus versos, la guerra con el dolor... Dolor como el que todos tus amigos, querido Fenani, tenemos desde que supimos que ya no escucharemos más tus fandangos en el mostrador de San Florencio ni tus fantásticas historias que relatabas con la imaginación de Julio Verne y la gracia de un sainete de los Quintero.

Hasta siempre amigo Fernando, que en la Gloria nunca te falte de ná.