Pese a tratarse de análisis distintos, el técnico y el fundamental son complementarios. El análisis fundamental puede servir al inversor como herramienta útil en la búsqueda de oportunidades de inversión.
Mediante el análisis fundamental, el inversor puede hallar buenos valores donde invertir y, a su vez, filtrar valores cuyo gráfico de precios puede dar una falsa imagen de bonanza. El principal objetivo del análisis fundamental se encuentra en el cálculo del valor real de una empresa, a fin de poder calcular el precio adecuado a pagar por sus títulos.
El análisis fundamental estudia todo lo relacionado con la realidad económica de la empresa, es decir, sus resultados, su estado financiero, los productos y servicios producidos, el estado del sector en el que opera y su competencia dentro del sector, la situación de la economía, etc.
En primer lugar, estudia la situación de la empresa, ateniéndose al análisis de su contabilidad y de sus informes financieros a fin de calcular su endeudamiento y coste de la deuda, el resultado de su actividad, ventas y rentabilidad, planes de futuro, clientes, proveedores, etc. De esta forma se puede conocer el ratio de solvencia de la empresa tanto a corto como a largo plazo.
En segundo lugar, estudia la situación general del sector donde se encuadra la empresa, intentando descifrar si el mercado tiene margen de crecimiento o no. Estudia, asimismo, el grado de competencia que existe dentro del sector así como la capacidad de la empresa para hacer frente al resto de empresas competidoras.
En tercer lugar, estudia la situación general de la economía del país donde se encuentra la empresa. De esta manera analiza el tipo de política económica y monetaria del país y cómo ésta puede afectar al desarrollo de la actividad de la empresa.
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