Anguita-Iglesias

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19 may 2018 / 18:50 h - Actualizado: 19 may 2018 / 21:00 h.

Si el votante de izquierdas no tenía bastantes problemas, ahí van otros: Anguita dimite del Foro Cívico que impulsó y hasta habla de disolverlo y Pablo Iglesias se compra el chalet de los 600.000 euros. Subirá la abstención, claro, y los que antes eran esperanzas, ahora se tornan en nuevas angustias para gente huérfana de ideas y líderes. Iglesias es un producto mediático que caló en los jóvenes pero se trata de un apoyo débil y coyuntural a una persona crecida en la ética gringa del yo y eso tarde o temprano sale a relucir. Leo que uno de los motivos que ha llevado a Anguita a renunciar al Foro Cívico son las individualidades y las luchas internas, es la eterna cantinela de la izquierda, agravada en estos tiempos donde el capitalismo y su cultura están ganando la guerra, por no decir que ya la han ganado.

Anguita es alguien especial que la izquierda no merece. Como Pepe Mújica. Son seres personales e intransferibles que predican en el desierto, con análisis certeros pero para minorías. Qué bien habla Anguita pero qué poca gente lo ha votado, era el único político que sacaba de quicio a Felipe González porque era la conciencia de González que, en lugar de ser fiel a sus principios, prefirió ser hombre de Estado –y estaba en su derecho, fue más práctico que Anguita–, abandonó el marxismo, siguió la senda que le trazaron desde Estados Unidos y Alemania, nos metió en la UE y en la OTAN y renunció a lo imposible. Anguita podía permitirse lo contrario y entonces hasta sus camaradas empezaron a traicionarlo y al final su corazón y la campaña mediática del Grupo Prisa acabaron con él. Ahora lo sacan de vez en cuando de su casa y lo llevan a la tele y lo llaman «don Julio» y la gente sigue diciendo qué bien habla este hombre pero, claro, yo no lo voto porque es comunista y si llega al poder su ideología, ya no podré comprar banalidades en esas grandes superficies comerciales que arruinan a los pequeños comerciantes y gastan el petróleo que llevan todos los objetos pamplinosos que expenden. Ah, y puede que me nacionalicen el coche, la tele, el smarphone y el perro.

A Iglesias no lo creí capaz de hacer algo así pero al mismo tiempo no me ha sorprendido, su nueva vida ha vencido a su conciencia, diría Marx. El hecho es que, como han prometido soluciones sin conocer bien qué es un ser humano, se han convertido en parte del problema. La izquierda deja a muchos descompuestos, sin novio, a los pies del fascismo y del neoliberalismo. De nuevo se ha topado con la realidad.