No me ha sorprendido nada que Antonio del Castillo, padre de la infortunada Marta del Castillo, se haya unido al proyecto de Vox, el partido ultraderechista que lidera Santiago Abascal. Cada cual es libre de apoyar al partido que quiera, pero, ¿qué busca este hombre en esa formación política? Él dice que no va a entrar en política, pero ya ha entrado, por el simple hecho de prestarse a buscar votos para ellos en Andalucía, que es para lo que lo van a utilizar y luego le darán la patada en el trasero, como le habrá ocurrido en el Partido Popular, un partido sin escrúpulos.
Por otra parte, ¿quién es Antonio del Castillo para que interese tanto a un partido político? El padre de una muchacha, Marta, que tuvo la mala suerte de dar con un asesino que le quitó la vida en plena adolescencia. Y ya está. Un caso parecido al del padre de la onubense Mari Luz, Juan José Cortés, quien fichó por el Partido Popular de asesor para la reforma del Código Penal, como si fuera un experto en esas lides. Lo utilizaron y luego le dieron la patada en el mismísimo trasero, dejándolo fuera de las listas para las elecciones generales del 20 de noviembre de 2011.
Es fácil entender la desesperación de Antonio del Castillo, porque los restos de su hija siguen sin aparecer y el asesino de su hija disfruta ya de permisos de fines de semana, aun sin haberse arrepentido siquiera de su crimen. Esto clama al cielo, sin duda, pero no creo que Vox vaya a cambiar nada. Utilizará a este buen hombre, que les va a ayudar a tener más militantes y simpatizantes –decenas de miles ya en todo el país–, le dará luego la patada y Marta del Castillo seguirá sin aparecer.