Asambleas US

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04 mar 2017 / 23:12 h - Actualizado: 04 mar 2017 / 18:50 h.
"Universidad de Sevilla"

Esta semana tenemos asambleas en la Universidad de Sevilla (US). Se suspenderán las clases, es obligatorio por normativa. El Plan Bolonia –un fraude al ciudadano, como se sabe de sobra– ha decidido que casi todas las carreras se prolonguen durante cuatro años, frente a los cinco de las anteriores licenciaturas. Además, los contenidos de las materias que antes se desarrollaban en nueve meses, ahora, con la modernidad europea, se reducen a cuatro, con la peculiaridad de que cuatro meses en estas fechas, en Sevilla, significan todo menos clima académico porque el clima es otro: Semana Santa, Feria, Rocío, fiestas de primavera, viajes fin de carrera o de grado, practicum (prácticas en empresas), elaboración del Trabajo Fin de Grado (TFG)... O sea, un descoque que supone no poderse concentrar en el desarrollo de un programa académico. Todo ello sin contar las innumerables jornadas, seminarios, etc., que el alumno necesita para cubrir sus créditos de libre configuración.

La situación aún puede ser peor cuando llegue la hora de decidir si los grados aún se reducen más para obligar al alumno a cursar un máster, cuando la ley indica que un universitario, al final de sus estudios de grado, debe estar preparado para ejercer su profesión, por supuesto no ser alguien experimentado pero sí hallarse en la línea de salida para serlo. Eso, al menos en el Grado en Periodismo de la US, es, por el momento, una quimera.

Vamos a suspender las clases para que se desarrollen unas asambleas a las que asisten una cantidad ínfima de alumnos si comparamos el número de potenciales asistentes con los que realmente participan. En principio, felicito a los que van a las asambleas y siento mucho que la inmensa mayoría se tome el día de vacaciones. Los alumnos comprometidos podrán hacerlo mejor o peor pero ahí están, dando la cara, no eludiendo su responsabilidad de ciudadanos.

Ya sé que todos estamos desencantados con todo pero, si los jóvenes tiran la toalla, ¿qué nos queda? Cuando yo era estudiante me uní a una inmensa minoría (la mayoría pasaba de todo, como ahora, sólo que había muchos menos pasotas) para reclamar amnistía, libertad y una universidad democrática donde los alumnos tuvieran presencia en los órganos de gobierno. Hace mucho que tenemos esa universidad aunque sea perfeccionable, sobre todo en Sevilla. Y ahora los niños se van, ¿adónde? Y quedan unos pocos, poquísimos, dando el callo. ¿Qué está pasando? ¿Quién o qué está matando a la juventud y a la democracia? ¿Qué hacemos los profesores?