Permitidme que hoy diga alguna chorrada, pero creo que si alguien sube un vídeo a las redes sociales éste debería ir acompañado de su nombre. Quizás sería bueno identificar a la gente no por lo que se ve sino por lo que es capaz de subir, por la cantidad de carroña que es capaz de soportar bajo su nombre. A lo mejor así nos conoceríamos más y sabríamos quién es cada cual. Digo esto por un vídeo que han subido de una pareja manteniendo una relación en El Rocío y que ha servido incluso para identificar en primera persona a los autores del hecho. Y vuelvo a repetir que a mí no me interesa lo que una pareja en un momento de pasión sea capaz de hacer aunque sea en un aparcamiento público –¡benditos ellos que así sienten!– me interesa mucho más saber quién tiene la condición de grabar y subir para luego mofarse y arruinar momentáneamente la vida de esa pareja, más de esa muchacha.
Llegados al punto de compartir semejante bazofia viene el ensañamiento tan típico del machismo ibérico, léase del machito ibérico. Unos dolidos en su ego y otros creyendo dar una primicia, las redes vuelan con el perfil de la chica para que todos sepamos quién es semejante mujer que ha tenido una aventura con otro, y ahí te quiero ver las redes echando humo poniéndola a parir en una especie de acción social ejemplarizante de tan casta sociedad ibérica, como si en esta España de Rinconetes y Cortadillos no tuviéramos nada que ocultar. Y lo más triste es que este vídeo ha sido visualizado mucho más que la mayoría de las noticias de corrupción de esta semana. Así de chismosa y pobre es esta España.