¿Bolardos o ‘pilons’?

Image
26 ago 2017 / 11:19 h - Actualizado: 26 ago 2017 / 11:19 h.

Grave que una parte de esta España acepte asumir el discurso de la mentira amañada. Hay segmentos de personal oficioso de la cosa terrorista que han puesto macabramente encima de la mesa: que los bolardos en Las Ramblas hubieran evitado esa masacre. ¿Es posible que alguien se crea esto? ¿O simplemente se plantea para culpabilizar? ¿Se está utilizando el dolor del atentado para sacar rédito electoral? Necesario sería desinfantilizar el discurso por la salud de este pueblo. ¿Algún adulto, mínimamente serio piensa que si la avenida más larga de Europa hubiera tenido bolardos, o cemento en forma de vaya disuasoria, no se hubiera producido el acto criminal? El terrorismo es intrínsecamente malvado, pero no estúpido, si Las Ramblas tienen alguna dificultad, pues van a la Sagrada Familia, y así... hasta el último confín de cualquier resquicio emblemático y sensible a la tragedia.

Salvo que se quiera amurallar cada calle concurrida, cada monumento, cada estación, aeropuerto, o bloquear el acceso a las emergencias a los centros de masas. En ese supuesto de alambrarnos hay millones de variantes para atentar, la asesina furgoneta zigzagueando es una modalidad letal más. Sus financiadores son multimillonarios, no tienen problemas con el coste de los atentados, ni con los terroristas que caigan, son solo sus soldados para el rediseño del trabajo sucio del mapa mundial, en vertientes no solo macroeconómicas, sino civilizatorias, que lleva parejo culturas de pros y antis, de fobias y de filias.

El dinero no tiene religión, otra cosa son sus ismos para reclutar, para adoctrinar. Menudo argumentario de aficionado para eludir la responsabilidad de los que, parece ser, venden las armas a Arabia Saudita y otros, y luego las distribuyen entre los comandos creados a tal fin. ¿Cuál es la respuesta tras cada una de las incursiones que hace Occidente en Irak, Libia o Siria?, ¿la semilla que siembran es depredadora? Dedicada a abonar el terreno para los negocios militares, y de reconstrucción de lo que previamente han bombardeado, además de tantas evidencias intocables –como el control territorial–, en las materias primas del petróleo, el gas ¿quién mece la mano de los terroristas? ¿Quiénes nos están inoculando el miedo para anular nuestra capacidad de pensar? Nos queda derrotarlos más allá de las armas, educativa, social, política y ciudadanamente, disparar sin balas con el conocimiento, con la veracidad, con el reagrupamiento de la gente de bien para reamueblar el mundo en clave igualdad y diversidad.