Me entero un día por los medios de comunicación de que Josep Borrell, ministro de Exteriores, parece que vendió un paquete de acciones de Abengoa cuando estaba en el organigrama de esta empresa gracias a que estaba en el organigrama de la empresa, o sea, que se enteró antes que nadie de que Abengoa iba de cabeza al precipicio y el hombre pudo aplicarse el dicho de que la información es poder, vendió presuntamente las acciones por eso y se llevó un dinero antes de que no valieran nada. Este Pedro Sánchez monta un circo y le crecen los enanos, ¿cuántos ministros y ministras van ya que le salen rana? Si es que no se puede hacer un gobierno aprisa y corriendo, lleno de listos, listas y mediocridades, hombre, no falta ni siquiera un astronauta para poner en órbita a la madre patria aunque la principal preocupación del astronauta sea quitar de en medio a una empresa fantasma con la que dicen que pagaba menos impuestos. Él lo niega pero, entonces, ¿por qué la liquida? El caso es que lo de Borrell saca de nuevo a la luz el tema de las puertas giratorias y el hecho de que PP y PSOE son las dos patas que sostienen el sistema de mercado, junto a Ciudadanos, y Podemos va por el mismo camino porque ya es socialdemocracia de izquierdas estilo Alfonso Guerra en sus buenos tiempos o estilo Izquierda Socialista. Los adscritos a PP y PSOE estaban entre los políticos que regían los destinos de Abengoa. Además de Borrell, veamos: Ricardo Martínez Rico (exsecretario de Estado con el PP); Luis Solana (exdiputado del PSOE); Javier Ruipérez (exdiputado y exsenador del PP); José Terceiro (exsubsecretario de la presidencia del gobierno con Felipe González). Estos son los más destacados políticos que tenían poltronas en Abengoa pero suma y sigue. La pregunta es obvia: ¿los intereses de quién o quiénes defienden estos caballeros?, ¿para qué han pasado por la política, para servir o para servirse de ella? Y otra cosa: Abengoa fue pequeño accionista del Grupo Prisa. ¿Quieren saber uno de los motivos por los que sube el voto de Vox? Ahí lo tienen. Y hay bastantes más que nadie se atreve a decir, por lo visto.
Dicho esto, y como la vida es así, no la he inventado yo, que diría Sandro Giacobbe, le deseo lo mejor a Abengoa, que vuelva a ser lo que fue y más grande aún, al señor Felipe Benjumea –que se pasó cien pueblos con su “pensión”- es al único gran empresario al que le he oído decir públicamente y en persona que el rollo del petróleo se acaba y que hay que apostar por las energías alternativas. Y además, leche, que ya estoy harto de que ataquen a las multinacionales que han nacido en el solar patrio y se unen a otras multinacionales, como el mercado manda, a ver si aquí vamos a ir de gilipollas por el mundo. Los malos no son siempre los malos y los buenos tampoco son siempre los mismos. A mí no me gustan muchísimas manifestaciones del mercado pero una cosa es eso y otra lo que hay, una cosa son mis deseos y otra la realidad.