“Las buenas noticias no son noticia” es una de las primeras consignas que se aprenden al llegar a una Facultad de Periodismo. Los medios de comunicación de masas llevan cerca de un siglo insistiendo en las malas noticias porque son las “buenas”, las que generan más lectores, oyentes y espectadores. Poner el foco en lo negativo ha creado una visión distorsionada del mundo como explican bien el psicólogo Steven Pinker o el economista Max Roser.
Para intentar revertir esta deriva negativa, que provoca un cansancio informativo que lleva al pesimismo y a la indiferencia, se ha celebrado el pasado 16 de junio de 2018 la sexta edición anual del Día del Periodismo de Impacto (Impact Journalism Day), un movimiento encaminado a construir una nueva narrativa positiva de nuestro mundo.
Cincuenta periódicos de referencia de los cinco continentes (de España, solo El País) han compartido sesenta buenas noticias de personas y organizaciones que protagonizan historias de cambio e innovación que resultan inspiradoras para millones de personas que luchan por resolver problemas cotidianos similares.
La iniciativa, que cuenta con el aval de Naciones Unidas, la promueve una empresa social con sede en París ( http://www.sparknews.com/ ) que está convencida de que para construir un mundo mejor, hay que comenzar por contarlo de manera diferente, valorando las noticias de impacto positivo para restablecer la confianza en el esfuerzo humano y el deseo de trabajar por el bien común.
Desde este rincón semanal en el que comparto a modo de laboratorio ciudadano ideas y proyectos de transformación social, no puedo dejar pasar la ocasión para divulgar una propuesta que debe ampliarse a todo tipo de medios de comunicación y ser respaldado por periodistas y ciudadanía. Las buenas noticias no deben ser relegadas a la parte baja de las páginas pares, a los horarios con menos audiencia o a la cuarta pantalla de los sitios web.