«Sevilla puso el azul para el color de su cielo» estas sabias palabras del Pali son el primer mandamiento de todos los que nos dedicamos a plasmar instantes de la ciudad. Qué suerte vivir en el lugar del color y de los contrastes, del constante detalle y de la improvisación, de los reflejos de luna y contraluces de puente, de guapas mujeres y figuras a caballo, de flores de cera y montes de claveles, de chicuelinas maestrantes y barreras de arte. Estos momentos que se roban a la vida son la labor que durante años vienen haciendo profesionales y aficionados. La Semana Santa es uno de esos escenarios públicos donde el arte se pone a disposición del objetivo y nuestra imaginación saca una visión distinta cada año. Desde el maravilloso dominio de la luz de Arenas, el encuadre perfecto de Serrano, pasando por la suspicacia de Cartaya y Gasan, las antológicas estampas de Garduño, Emilio Sáenz, Dihor, Haretón, etc... hemos seguido sus pasos y continuamos parando el tiempo para siempre. Compañeros como Bajuelo y Salazar, Roberto Pardo, Joaquín Corchero, Zamora, Hermanos Comas, Antonio Sánchez, Mariano Ruesga, Fernando Alzate, Miranda, Paco Santiago, García Acevedo, Marcos Rodríguez, etc., son incansables fuentes gráficas de Sevilla que gracias a su labor desinteresada nunca perderemos ese tiempo pasado. Gracias a la hermandad del Gran Poder por acordarse de todos ellos y tener el detalle de reconocer ayer en un precioso acto la labor de todos sus colaboradores. Hazme un favor, sé feliz. ~