Comencemos esta última semana de septiembre con la alegría que nos caracteriza a todos. La oleada de gastos tras las lejanas vacaciones nos ha dejado devastadas las cuentas corrientes, Hacienda ya ha hecho lo propio cobrando lo suyo y aquí estamos con la cabeza alta y pecho fuera para enfrentarnos a este maravilloso trimestre donde los recibos de luz, autónomos, créditos, los puentes y las navidades se van viniendo a una velocidad de vértigo. ¿Pero para qué vivimos para trabajar o trabajamos para vivir? A un ciudadano español Hacienda le ha denunciado con 8.361 euros más intereses por gastar poca luz ¡manda?! Este señor de posición económica bien situada y único habitante de su casa se estima que debe pagar unos 200 euros al mes en energía ¿Por qué? Pues el amigo Montoro piensa que no ha consumido lo suficiente y que ha hecho trampas. Esta criatura ha presentado más de 1.500 folios, donde se incluyen todo tipo de acreditaciones en el Tribunal Superior y el silencio por respuesta, porque ni la propia Hacienda sabe qué pedirle. No existe ninguna ley que regule qué luz debemos consumir en nuestras casas, pero qué pronto se sacan una de la manga para sancionar a un ser indefenso. ¿Por qué no se aplica la misma regla para otros problemas realmente importantes en España? ¿El consumo eléctrico de que depende, de los que cada uno gane, de la gente que habite, del valor del kilovatio? ¿Hay contadores de primera y de segunda? ¿Estamos ante una estafa? Hazme un favor, sé feliz.