Se te están acabando las vacaciones y lo sabes, así que aprovecha los últimos chapuzones que ya te están esperando con los brazos abiertos los libros de texto, las papelerías con la interminable lista de chorradas que piden y nunca usan. Los lugares donde venden uniformes ya se frotan las manos porque saben que por ahí tienes que pasar sí o sí, y coger cita en la peluquería es peor que pillar un palco en la plaza de San Francisco, vamos qué nos esperan unas agradables jornadas. Comenzar el colegio es algo esperado, en primer lugar por conocer los nuevos compañeros y quiénes serán los maestros durante todo el año. Tu libertad tiene un precio y ese es los cientos de euros que con la llegada del cole tienes que tener reservado para afrontar lo que se acerca. Cuando hablo de libertad es que ya no tienes las mismas ataduras y atenciones que cuando están bajo nuestro techo 24 horas, sin nada que hacer. Como un plumazo se nos está yendo este verano tan agitado en el que hasta Franco va a cambiar de residencia de vacaciones, sustituyendo el fresco palacete de Los Caídos por no se sabe qué lugar aún. Así que están con el Generalísimo, como cualquiera de nosotros, buscándole un lugar al niño cuando se queda sin plaza en el colegio que tú querías. Creo que no sé qué es peor, haberlo dejado donde estaba o estar escuchando las noticias de dónde va a caer la lotería. Mucha preocupación por el difunto, pero lo que verdaderamente es un problema son las nubes de mosquitos que nos están comiendo provenientes de Doñana. Hazme un favor, sé feliz.