Más de 600 personas, entre los que hay menores y mujeres embarazadas, están a la deriva, y a pesar de la precaria situación en la que se encuentran, Italia y Malta, los posibles desembarcos más cercanos, no permiten el acceso. El buque Aquarius de la ONG Sos Méditerranée continúa a 35 millas de tierra y los recursos empiezan a faltar. De nada sirven los acuerdos europeos ante estas situaciones donde el factor humano prevalece a lo político, y la única explicación es el «no es no a la migración». El presidente del Gobierno anuncia que España «cumpla con los compromisos internacionales en materia de crisis humanitarias» y acoja al barco en el puerto mediterráneo de Valencia. Esto ha resultado crítico en un sector del país donde se expone que es empezar abrir las llagas que se intentan cerrar, y que las conflictivas fronteras y las costas podrían empezar a llenarse de migrantes. Difícil situación política, pero a su vez importantísima acción de solidaridad por aquellos que están a punto de perder la vida. Una triste realidad de este mundo donde el ser humano lucha por vivir hasta tal punto que niños viajan solos porque sus padres es la única oportunidad que les pueden dar para vivir. Mientras, Donald Trump y Kim Jong-un mantienen un idilio oriental en el que, como dos mansos corderos, se fotografían, se dan la mano, comen juntos, etc. por expresar que en «el mundo va a ver un cambio tremendo», y «vamos a resolver un problema muy peligroso». ¿Alguien confía en estos dos? Hazme un favor, sé feliz.